Me llamo Anna, soy de Argentona (Barcelona) pero vivo en Gandía (Valencia) y tengo 17 años. La vida que he tenido me ha llevado a madurar antes que otras personas de mi edad. Estoy emancipada desde los 15 años con mi pareja, quien ahora es mi marido, y hace menos de tres semanas tuvimos una hija.

Creo que algo que marcó mucho mi forma de ser fue el hecho de que me viniera la regla con tan solo nueve años. Esto hizo que, por un lado, mis padres ya me trataran como si fuera una adulta, cuando realmente era una niña, y, por otro lado, que mis compañeros de clase se rieran de mí por estar más desarrollada que las otras niñas.

Durante años sufrí acoso escolar, pero al vivir en un pueblo este acoso también lo sufrí en la calle e incluso en redes sociales. De hecho, tuve una cuenta en Instagram donde me acosaron tanto que al final tuve que cerrarla. La gente en el pueblo me insultaba tanto a mí, diciendo que era una puta, como a mi marido, diciendo que era un pederasta y un maltratador.

Todas estas vivencias me llevaron a tener problemas de salud mental. Durante mucho tiempo estuve tomando 17 pastillas al día, por lo que estaba todo el día mareada. Hubo una vez que me llevaron en la ambulancia por un brote que tuve. El técnico de emergencias sanitarias aprovechó que estaba tan sedada y abusó de mí. No llegué a denunciarlo porque también he tenido malas experiencias con la policía y siento que nunca me toman en serio.

Es por todo esto que quiero dirigirme a los miembros del Parlament de Catalunya, ya que soy de Catalunya y son mis representantes en dicha cámara, para que se lancen más campañas de concienciación sobre el acoso y el abuso, tanto en la escuela como en redes, en la calle, en el trabajo, etc.

Las circunstancias que he vivido me han hecho más fuerte, pero no se las deseo absolutamente a nadie. Espero que esta iniciativa pueda servir para que ninguna niña pase por todo lo que pasé yo.