Me llamo Toño y mi hijo Aleix ha superado una leucemia mieloide aguda.

Aleix nació en marzo de 2017. Fue ochomesino (34 semanas), pero tras estar unos días en la incubadora, sin ninguna importancia ni transcendencia con la futura leucemia, nos pudimos ir a casa. Pasados diez meses decidimos llevarlo a su pediatra, pues lo notábamos cansado y muy poco activo. Volvimos a su consulta en varias ocasiones, pero siempre nos decían que probablemente se tratase de un resfriado o alguna patología leve.

Finalmente, al ver que no mejoraba con los medicamentos que le recetaban, su pediatra solicitó una analítica en la que se veía que Aleix tenía las defensas excesivamente bajas y lo derivaron a Urgencias. De aquí, confirmando la analítica del centro de salud, lo ingresaron en la Planta de Pediatría/Infecciosos para realizarle más pruebas y comprobar si se trataba de un virus.

Durante 10 días, continuaron haciéndole pruebas y administrándole diferentes fármacos, entre ellos antibióticos, pero como no detectaron ningún virus decidieron hacerle una punción medular. Tras ver los resultados, nos confirmaron que Aleix padecía una leucemia mieloide aguda.

A continuación, nos enviaron a oncología infantil y nos explicaron el protocolo a seguir para combatir la enfermedad. En total, Aleix recibió cinco ciclos (39 sesiones) de una quimioterapia muy agresiva. Los dos primeros se los administraron durante 12 días y los tres siguientes durante 5 días. Todos ellos constaban de un gotero diario.

Los médicos no nos dieron muchas esperanzas de que pudiese salir adelante por ser bebé y los riesgos de contraer virus, bacterias y otras infecciones ajenas a la leucemia, pero fatales por sus bajas de defensas ocasionadas por la quimioterapia. Y a pesar de que en uno de los ciclos tuvimos un buen susto a raíz de una infección causada por una bacteria de hospital, mi hijo respondió muy bien a los tratamientos y no fue necesario someterlo a un trasplante.

Ahora, con esta iniciativa me dirijo al Senado, con el objetivo de que destinen más recursos a la investigación contra el cáncer infantil y concedan una discapacidad del 33% a los niños con cáncer, desde el momento del diagnóstico hasta la finalización del tratamiento.