Pregunta para Asamblea Regional de Murcia
Me llamo Arianna, soy superviviente de anorexia, y en general no he tenido buenas experiencias con los servicios públicos de salud mental. ¿Qué medidas están tomando para mejorar estos servicios y así los pacientes podamos tener un buen acompañamiento?
Me llamo Arianna, soy de Lorca (Murcia) y tengo 21 años. Desde pequeña empecé a tener pensamientos muy gráficos sobre hacer daño a mi familia o a mí misma, y recuerdo sentirme muy mal e incluso tener miedo de acabar haciendo daño a alguien. Cada vez tenía más pensamientos de este tipo, fueron cogiendo más fuerza y generándome más ansiedad y obsesión.
Todo esto hizo que tuviera una autoestima bajísima, que fuera una niña bastante solitaria. Me daba tanto miedo llegar a hacer realidad mis pensamientos y hacer daño a alguien que no quería tener cerca a mi familia ni a mis amigos. A la vez, me avergonzaba mucho de ello y no me atrevía a hablarlo con nadie. Esta baja autoestima acabó desencadenando una depresión cuando tan solo tenía nueve años.
Más tarde, cuando tenía 12 años, empecé a comer muy poco, y fue así como empecé a tener anorexia. La enfermedad fue agravándose y mi depresión también, hasta que llegó un punto en que, con 14 años, me ingresaron por primera vez y estuve tres meses en Murcia.
Salí recuperada, estuve bien durante un año, pero en 2015 recaí. Todo 2016 fue un año horrible y finalmente me volvieron a ingresar en 2017, pesando 32 kg desde hacía ocho meses. La verdad es que ahora veo fotos y me doy cuenta de lo grave que estaba, pero en el momento lo único que veía era un cuerpo que había que mantener delgado fuera como fuera e incluso perder algún kilo más.
Al principio me ingresaron en la Unidad de Psiquiatría del Hospital Rafael Méndez de Lorca. Allí tuve una muy mala experiencia: me trataron muy mal, me humillaron mucho, me tuvieron ocho días con una sonda sin poder entretenerme ni hacer nada, e incluso me tuvieron atada en la cama, compartiendo planta con pacientes con trastornos bastante más peligrosos. La verdad es que llegué a pasar miedo.
Al cabo de 20 días me trasladaron a la Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria (UTCA) de Murcia, y allí el servicio fue impecable. Por supuesto, en el momento no fue nada agradable para mí tener que estar allí, pero viéndolo con perspectiva creo que me trataron muy bien y me sentí muy comprendida. En total, estuve ingresada de febrero a mayo de 2017, y en abril cumplí 18 años.
A día de hoy, sigo teniendo de vez en cuando pensamientos que me incitan a dejar de comer, pero desde que me dieron el alta nunca lo he hecho y ahora como bien. En cuanto a mis pensamientos de hacer daño, hace relativamente poco se lo confesé a mi madre y a mi pareja, y fueron muy comprensivos conmigo. Resulta que lo que tengo es un trastorno obsesivo compulsivo (TOC) de hacer daño. Actualmente también he aprendido a gestionar estos pensamientos y a estar tranquila, porque nunca he llegado a hacer daño a alguien ni lo haré.
Lo que sí sigo combatiendo es mi depresión: sigo tomando antidepresivos, pero no puedo permitirme ir a un psicólogo por la privada. En cuanto a la pública, por desgracia nunca he tenido buenas experiencias con los psicólogos de la Seguridad Social. Las sesiones eran de tan solo 20 minutos, tenía la sensación de estar explicando siempre lo mismo, pero nunca estar avanzando ni teniendo herramientas. En cambio, fui a un psicólogo privado durante dos meses y medio y solo con eso me ayudó muchísimo.
Ante esto, quiero dirigirme a los miembros de la Asamblea Regional de Murcia, ya que soy de Murcia y son mis representantes en dicha cámara, para que mejoren los servicios públicos de salud mental, y así los pacientes tengamos un acompañamiento y tratamiento acorde con nuestra situación y nuestras necesidades.
Con esta iniciativa no quiero culpar al personal, ya que entiendo perfectamente que van desbordados y no pueden dedicar el tiempo necesario a todos los pacientes que acuden a ellos. Por eso es importante que se inviertan más recursos para que haya más personal y dé al abasto a todo el volumen de pacientes que necesitamos estos servicios.
También quiero remarcar de nuevo el buen trato que recibí en la UTCA de Murcia. Por desgracia, no todas las ciudades españolas disponen de una, y me parece algo totalmente necesario. Ojalá algún día hubiera más UTCA como la de Murcia en todo el territorio español.