Pregunta para Congreso de los diputados
¿Cuándo cambiarán los protocolos de actuación contra el acoso escolar, acompañando el cambio de una revisión de las malas praxis por parte de los centros escolares y la inspección educativa?
La Asociación Contra el Acoso Escolar de Castellón nace de la experiencia y la mala praxis aplicada en los protocolos contra el acoso escolar implementados en los centros escolares, los cuales no funcionan y hacen que miles de niños sigan sufriendo durante su etapa educativa.
En primer lugar, el problema del protocolo es que son los padres quienes comunican al centro escolar que su hijo está sufriendo una situación de acoso, cuando debería ser el personal del colegio quien detectara esta situación y lo pusiera en conocimiento de los padres para poder intervenir de manera adecuada. Sin embargo el colegio hace lo posible para intentar que parezca que los casos de acoso no existen o son cosas de niños.
El modus operandis de casi todas las familias que atendemos es el mismo. En uno de los casos más graves y recientes con el que hemos trabajado la madre llegó a comunicar al centro de manera casi semanal los diferentes acosos que sufría su hijo de doce años, desde insultos, humillaciones, agresiones físicas, amenazas de manera gestual en mitad de clase….
En este caso el bullying trascendió mucho más allá del aula, llegando a recibir agresiones físicas, amenazas e insultos a diario a través de las redes sociales y mensajes digitales, algo que su madre adjunto como prueba para una nueva denuncia en el colegio, con el objetivo de que pudieran intervenir. Nadie le hizo caso, incluso la inspección llegó a decir que su información no era creíble y era sesgada y que la situación no justificaba que se facilitara un traslado de centro escolar.
Las consecuencias en este alumno también fueron acorde al patrón de muchas otras víctimas; mal comportamiento en clase, desatención, pérdida de interés por los estudios… Esta situación llegó a tal punto que el alumno llegó a ser expulsado después de varios expedientes disciplinarios. ¿Cómo va a concentrarse el niño en lo que le están explicando en clase cuando está encerrado con gente que continuamente le amenaza mediante gestos “que le van a cortar el cuello” y con pegarle a la salida?
Muchas veces la única solución que se les da a alumnos en esta situación es ser derivados a Salud Mental que les medica con antidepresivos, algo totalmente fuera de lugar para menores en esa edad, en lugar de que tanto las víctimas como los agresores sean atendidos por psicólogos para tratar de solucionar la situación. Esto tiene que cambiar.
Quiero dirigir esta campaña a los políticos del Congreso de los Diputados para preguntarles cuándo cambiarán los protocolos de actuación contra el acoso escolar, acompañando el cambio de una revisión de las malas praxis realizadas en los centros , y finalmente en los inspectores de educación implicados en estos casos, para que los niños que sufren acoso escolar encuentren soluciones adecuadas en lugar de ver como se niega la existencia de su situación.