Pregunta para Cortes de Aragón

Las personas con TOC sufrimos mucho, no son manías. Necesitamos más visibilización para poder romper con este estigma

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Hola, soy Yann, tengo 43 años, vivo en Zaragoza (Aragón) y llevo más de 20 años conviviendo día a día con un Trastorno Obsesivo Compulsivo severo, TOC. Las personas con TOC no tenemos manías, no somos tiquismiquis, tenemos una patología muy dura con la que convivir y difícil de tratar. Inicio esta petición para pedir a las instituciones campañas informativas del TOC para romper los estigmas que tiene este trastorno y las personas que lo sufrimos. Es necesario que la sociedad sepa realmente qué es y cómo lo vivimos.

El trastorno obsesivo compulsivo (TOC) se caracteriza por un patrón de pensamientos y miedos no deseados (obsesiones) que provocan comportamientos repetitivos (compulsiones). Estas obsesiones y compulsiones interfieren en las actividades diarias y causan un gran sufrimiento emocional.

Todo empezó cuando yo tenía 16 años. Durante mi infancia había tenido mis manías, era muy escrupuloso, no me gustaba que tocaran mis cosas, que jugaran con mis coches… pero nada más allá. Fue en un viaje a la Guyana Francesa en el año 1995 cuando se desencadenó todo. Hubo dos factores determinantes que fueron los desencadenantes de mi TOC: el primero fue la medicación contra la malaria que provocaba insomnio y ansiedad y el segundo el hecho de que yo me alojara en casa de un vecino de mi tío, en una casa grande y prácticamente solo, bajo mi responsabilidad siendo un adolescente. La medicación era tan fuerte que un médico nos recomendó dejar de tomarla, es ahí cuando empezaron mis compulsiones, mi conducta insegura y mis miedos. Necesitaba en todo momento controlar que toda la casa estuviera bien, que todo estuviera en su sitio, ya que era mi responsabilidad, vivía ahí solo. 

Los pensamientos que me venían me producían la necesidad de hacer esa compulsión, puede ser mental o física, y te baja muchísimo la ansiedad, esa bajada hacía que el pensamiento malo, ese miedo, esa inseguridad volviese otra vez más fuerte, provocando un refuerzo negativo muy fuerte. En mi caso ese pensamiento era el de comprobar, que la habitación, la casa estuviera bien antes de salir, comprobarlo todo, y eso se convirtió en un bucle cada vez más grande. 

En mi vuelta a España no podía hacer otra cosa que compulsionar, mentalmente no podía parar hasta que en mi último curso de instituto se me fue de las manos. Dedicaba mi tiempo a compulsionar sí o sí, me asusté, pero como era algo mental nadie se daba cuenta lo mantuve en silencio, mi madre si que me notaba más irritable, pero ya está.

Estuve 4 años en esta situación hasta que caí en depresión en mi último año de carrera. Fui a un psiquiatra psicoanalista que me dio un diagnóstico ridículo y me dio unos ansiolíticos para que pudiese acabar la carrera, pero no pude. Acudí a otro psiquiatra y en el año 2000 me diagnosticó TOC y me recetó un antidepresivo. La medicación hizo su efecto, se me fue el TOC y me subió el ánimo pero esto solo me duró aproximadamente un año, que volví a caer en depresión. Esto se repitió varias veces y decidí volver a Zaragoza sin haber acabado la carrera. Estuve 10 años intentando sacarme una carrera de 3 años, por la ansiedad y el TOC. No lo conseguía a pesar de ser una persona muy inteligente y lista, con el TOC no podía. 

En 2007 decidí ponerme a trabajar, vivía como en un campo de concentración, solo compulsionaba mientras hacía mi rutina laboral, hasta que dije basta. En 2015 decidí que tendría que haber otra cosa que los ansiolíticos, algún otro tratamiento o terapia para poder convivir con esto. Investigando descubrí en Vitoria- Gasteiz una técnica para ayudarme: la Exposición con Prevención de Respuesta, EPR. Fue una terapia muy dura pero fue la primera vez en 20 que no compulsioné. 

Investigando descubrí una terapia intensiva en Granada que me podía ayudar mucho. 

En ese momento yo estaba trabajando y para poder acudir allí solicité la baja laboral temporal y fui a Granada a hacer terapia con mis más y mis menos. Estuve allí una temporada hasta que me dijeron que había agotado el tiempo, que ya no había nada más que hacer. Sin embargo, solo me había recuperado un 20%, ¿qué pasaba con el 80% restante?

En Granada comprendí que cada TOC tiene una temática y que el mío era Escrupulosidad Moral, es decir, sufrimiento y malos pensamientos ante el daño moral a mi y a otras personas. No podía hacer nada inmoral. En Estados Unidos hay una terapia para mi temática que cuesta 11.000€ semanales, una cifra que no me puedo permitir. Por lo tanto, estoy esperando una posible terapia para el TOC, no para mi temática, en el Hospital de Bellvitge en Barcelona. Decidí impulsar la Asociación TOC Zaragoza para poder ayudar a otras personas en la misma situación que la mía, ya que hay muy poca información al respecto. 

Ante esta situación pido al Parlamento de Aragón: 

  • Visibilidad. Necesitamos campañas informativas de visibilización para el TOC que reflejen realmente lo qué es, lo que pasa para romper los estigmas que hay. No son manías. Un 20% de personas con este trastorno acaba suicidándose y está entre las 10 enfermedades más incapacitantes.
  • Especialistas. Necesitamos enfermeras y psicólogas especialistas en TOC y en tratamientos como la técnica ERP. Estos tratamientos tienen unas tasas altas de recuperación, más que las pastillas.
  • Financiación. Más ayudas para investigarlo y para ayudar a las personas que lo sufren a costear sus tratamientos y terapias.
  • Prevención. Incentivar y apoyar charlas para dar a conocer el TOC en centros educativos, a padres, madres y profesionales de la educación para poder detectarlo lo antes posible.
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