Hola, soy Astra y escribo este texto en osoigo para reivindicar ciertos aspectos que creó que son necesarios dentro del sistema de sanidad pública en España. A raíz de la noticia de Verónica Forqué, colgué un vídeo en las redes sociales donde desde mi perspectiva, siendo una persona que ha pasado por intentos de suicidio, explicaba cuáles son los problemas que existen en nuestra sociedad actual y cómo es el proceso hasta llegar a ese punto de querer quitarse la vida. 

Mi pregunta es clara: ¿Cuánto valen nuestras vidas? En esta sociedad heteropatriarcal en la que vivimos hay grupos que están muy diferenciados (principalmente me refiero al colectivo lgtbi+, a las personas racializadas y a las mujeres) y que, por desgracia, son muy vulnerables frente a los problemas de salud mental. Por cómo estamos educados y por los valores que la mayor parte de las personas tienen inculcados, constantemente se discriminan y se maltratan a estos dos grupos. 

Pero no solo eso, también es un problema de clases. Me atrevería a decir que especialmente, las carencias que tiene la sanidad pública respecto a la salud mental, son un problema de clases sociales. La Seguridad Social debería garantizar unos servicios adecuados y dignos en todos sus ámbitos, sin embargo, la salud mental siempre se queda a la cola. 

A nivel personal, he sufrido problemas de salud mental que han afectado a mi vida de manera drástica y, el primer pensamiento que siempre se me pasaba por la cabeza es: “Aunque quisiera recuperarme, no podría hacerlo porque mi nivel socioeconómico no me lo permite”. He sido partícipe de las carencias de las que hablo. Sé lo que es ir al médico por pensamientos suicidas y que te den cita con el psicólogo para dentro de dos meses. Las listas de esperas son infinitas, pero esto solo afecta a aquellas personas que no tienen riqueza económica y que no se pueden permitir pagar una terapia por la vía privada.

Las enfermedades relacionadas con la salud mental son un tabú y, para más inri, suelen ser ridiculizadas por parte del grueso de la sociedad. Así, ¿Cómo nos vamos a plantear pedir ayuda? Ese es otro falso mito, Pedir ayuda teniendo en cuenta esta situación es muy, pero que muy complicado. Y si encima añades todas las trabas que pone la seguridad social, todavía lo hace más difícil. 

La palabra que define todo el proceso cuando la única opción que tienes es la vía pública es: frustración. Y este sentimiento es consecuencia de visitas a la psicóloga cada dos meses, de no más de 20 minutos y la receta de fármacos como mecanismo sanador. Parches, parches y más parches. En vez de tratar el problema desde su raíz. 

Por estos motivos he hecho una lista con las cosas que me gustaría exigir a nuestra clase política, que es la que tiene en sus manos poner el punto de mira en la presencia digna y completa de la salud mental en el sistema sanitario. 

1. Necesitamos más psicólogos en la sanidad pública. Esto reduciría mucho las listas de espera y, además, los casos serían tratados de forma más personalizada, cosa totalmente necesaria. 

2. Introducir en los tratamientos terapias individuales y colectivas. Estas últimas son fundamentales para encontrar el apoyo de personas que están pasando por lo mismo y que te entienden perfectamente. 

3. Implementar dentro del sistema educativo horas lectivas de educación emocional. Es la base de todo, la educación. A la hora de prevenir suicidios y enfermedades mentales es necesario saber cómo funcionan nuestras emociones y qué significan nuestros sentimientos para poder llegar al quid de la cuestión con herramientas para solucionarlo. 

Son tres peticiones que considero que están al alcance de los presupuestos generales de este país y que creo que son fundamentales para revertir la situación tan grave que estamos viviendo en cuanto a la salud mental en España.