Me llamo Blanca y, desde que tengo memoria, padezco de ansiedad. No fui consciente de ello hasta los 10-11 años que me dieron los primeros episodios fuertes; tuve un parón de los 12 a los 17 años aproximadamente y, a esa edad, cursando bachiller y el comienzo de la universidad, la ansiedad se agravó. Me daban muchas crisis pero podía sobrellevarlas; lo peor llegó en el año 2019, tuve una relación y todo se desbordó; sentía que me ahogaba y tenía muchísimos pensamientos depresivos, llegué a perder 8 kilos en cuestión de dos meses y fue cuando acudí al psicólogo y éste me derivó al psiquiatra.

Tras un año medicándome, con terapia y haciendo deporte, los síntomas se redujeron notablemente, supe que no me curaría pero aprendes a vivir con ello. Entre 2022 y 2021 estuve muy estable pero en agosto de 2022 se me juntaron varias cosas, otra relación, problemas de trabajo… recaí; no comía, tenía problemas para ir al baño… tuve que dejar mi empleo y paralizar mi vida durante un tiempo, la ansiedad no me permitía hacer mi vida normal. Actualmente estoy mucho mejor pero lo que más noto son los episodios depresivos.

¿Qué necesita la gente que sufre esto? Cualquier persona con ansiedad requiere tratamiento pscicológico y psiquiátrico; la sanidad pública no tiene tratamientos adecuados para esta gente y, las pocas citas para terapias que proporciona, son escasas y tardan meses y meses y llegar. Hay que dar visibilidad a la salud mental porque, si no has vivido algo así o no lo has tenido cerca, no eres capaz de entenderlo; este hecho hace que haya que acudir a profesionales del ámbito privado que, en muchísimas ocasiones, la gente no puede permitirse. Necesitamos comprensión porque nos sentimos solos; las terapias y grupos de apoyo son tremendamente necesarios, no solamente para las personas que la sufrimos si no también para la gente que nos rodea porque no es difícil convivir con una persona que la padece. 

Me dirijo a los políticos del Congreso de Diputados para pedir más campañas de concienciación y, sobre todo, muchos más recursos y profesionales especializados en la sanidad pública; tener una buena salud mental no debería ser solo para aquellos que pueden permitírselo. Tener ayuda es fundamental y puede evitar que estos problemas se agraven.