¿Deberían bajarse los sueldos de los diputados y senadores a unos 2000 euros?
Hola Sara, gracias por la pregunta. La respuesta es clara: no.
España es un país de bajos salarios, y de hecho también los parlamentarios y gobierno cobran bastante menos que en países comparables, lo que explica prácticas poco ejemplares como los sobresueldos que pagan los viejos partidos (ilegales si no se declaran a Hacienda). El problema de los bajos salarios no se resuelve penalizando a los parlamentarios, sino solucionando los problemas económicos y laborales del país. Salvo que se trate de que todos seamos pobres y de que algunos vivan directamente en la miseria. Y de que solo se dediquen a la política los que no tienen alternativa profesional (algo que ya pasa demasiadas veces).
El trabajo de parlamentario, bien hecho (que es lo que voy a referirme) es muy sacrificado y exige una alta cualificación. Se trata de debatir y hacer leyes, y de controlar la acción del Gobierno y de otras instituciones. Para eso tienes que ser capaz de comprender y de aprender sobre un conjunto de temas de la máxima complejidad, como Tratados Internacionales, legislación laboral o económica, política energética, derecho civil, educación o sanidad. Por supuesto, el trabajo parlamentario puede degenerar -y lo ha hecho- limitándose a votar lo que te mande el partido, pero no es ese mi caso, ni el de ningún parlamentario de UPyD.
A mí el trabajo de diputado me ocupa todas las horas que sea capaz de dedicarle, que normalmente es la totalidad del que no estoy durmiendo, con pocas y breves pausas. Incluso en las comidas hablamos de trabajo. Hay que asistir a los plenos y comisiones (estoy en ocho), preparar las intervenciones y enmiendas y pensar el voto, elaborar nuestras propias propuestas, reunirse con docenas de asociaciones y entidades (http://weblogs.upyd.es/congreso/agenda-sociedad-civil/), asistir a las reuniones del propio partido, organizar actos, hacer declaraciones a la prensa, viajar a menudo y muchas cosas más (como esta). Es realmente agotador si se hace a conciencia (aquí tenéis un resumen de esta actividad http://weblogs.upyd.es/congreso/transparencia/). He trabajado veinte años de profesor universitario, y no hay comparación: aquello eran unas vacaciones, y no mucho peor pagadas que este trabajo, mucho más exigente, intenso y de gran responsabilidad.
La realidad es que hay profesionales que pierden dinero y oportunidades dedicándose a la política, y desde luego tranquilidad y privacidad en todos los casos. Cuesta mucho convencer a un profesional con la vida resuelta a que dé el paso de presentarse a unas elecciones y dejar su trabajo por un mínimo de muchos años (lo que debe ser compensando porque significa perder clientes y oportunidades). Es una de las razones por las que hay tantos funcionarios en la política, o gente que no ha trabajado en su vida y no tiene otra carrera que la política. Si además impones unos sueldos disuasorios para ahuyentar a profesionales de valía, no esperes que mejore la calidad de los parlamentarios.
Cuando acabe mi periodo parlamentario no me habré forrado. Aquí podéis ver mi nómina: http://weblogs.upyd.es/congreso/wp-content/uploads/sites/28/2014/03/CMG2014.pdf. De eso hay que descontar, como gastos fijos inevitables, los 1.200 € mensuales que me cuesta vivir en Madrid de alquiler y gastos asociados. Y los impuestos, el año pasado pagué más de 30.000 €. Así que no es un chollo tan grande como puede parecer. El Congreso solo carga con mis gastos de desplazamiento, nada más. Hay mucha leyenda...
Por supuesto, habrá quien piense que no merezco ganar nada (tambien había y hay quien querría pegarme un tiro), ni ningún cargo político (aunque sí pueden forrarse los futbolistas, famosos y tertulianos más venenosos de la tele, claro). Probablemente es porque odia la democracia, o porque no sabe que sin remuneración a cargos públicos sólo los muy ricos podrían dedicarse a la política, ya que no necesitan trabajar para vivir. De hecho, una de las primeras medidas que tomaron en Atenas para asentar la democracia antigua fue pagar a todos los cargos públicos para que los ciudadanos pobres pudieran dedicarse a la política y hubiera verdadera igualdad y libertad. Las democracias deben esforzarse por remunerar adecuadamente a sus cargos públicos, es decir, sin privilegios ni discriminación. Y esa idea de pagar 2.000€ a los parlamentarios es pura penalización, un castigo irracional a la política y un daño al interés general. Este es mi punto de vista.
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Batu zaitez Osoigora