¿Está usted de acuerdo con este articulo de J.Galindo en voz populi?de por que upyd no arrasa?
Hola Daniel,
el artículo de Jorge Galindo en Vozpopuli, "¿Por qué UPyD no arrasa?" me pareció muy interesante, como a muchos. Voy a tratar de explicar en qué coincido y en qué no. Por cierto, Vozpopuli me ofreció la posibilidad de réplica, pero como se adelantaron los amigos de Osoigo, lo haré aquí. También quiero agradecer desde aquí a Jorge Galindo su interés por dar ideas y hacer crítica de calidad.
Antes de nada creo oportuno señalar la diferencia de formación y perspectiva entre la de Jorge Galindo y la mía, porque influye mucho.
Diferencia de perspectivas
La primera y más obvia es que él escribe como observador crítico sobre algo en lo que yo estoy directamente involucrado, la evolución y situación política de UPyD, partido del que soy cofundador, miembro de su dirección desde el principio y ahora diputado. Por tanto, vemos la cosa él desde fuera y yo desde dentro. Añado que encuentro muy valioso cualquier punto de vista “desde fuera” bien fundado y argumentado.
La segunda es que mi formación es filosófica y práctica (sé que esto puede parecer chocante, porque es ciertamente raro), mientras que la suya es politológica y teórica. Y eso hace más interesante esa discusión. Mi intención no es refutar ni corregir a Galindo, que sin duda sabe mucho más que yo de encuestas, demoscopia y otras disciplinas de las llamadas "ciencias sociales", sino mostrar la insuficiencia de reducir la prospectiva política a esa “foto fija” de un momento dado que es toda encuesta electoral, y más en una crisis tan veloz como la presente.
Yo creo que las demoscópicas son disciplinas muy interesantes y necesarias, pero insuficientes para desarrollar la acción política entendida como transformación de las relaciones de poder y de sus consecuencias. De hecho, me parece que hay una tendencia abusiva a reducir la política al análisis de encuestas en vez de al modo de cambiarlas, que es como yo entiendo la finalidad de la política. Por ejemplo, si las encuestas detectan y expresan indignación con la corrupción no se trata de salir al paso con propuestas propagandísticas reactivas e ilusorias -al estilo de Rajoy y Pedro Sánchez-, sino de ser proactivos con iniciativas para luchar contra ella, como llevamos haciendo en UPyD desde 2007.
Una de las plagas de la política actual y origen de su desprestigio popular es, a mi juicio, esta: se actúa por reacción a las encuestas, más que para la solución de los problemas de fondo que aquéllas expresan. Los medios convertidos en los únicos fines.
Véase por ejemplo, estos días, el modo en que Podemos, el nuevo Unicornio de la política española, se ha desprendido alegremente de sus principios fundacionales (impago de la deuda, renta universal, autodeterminación de los pueblos, asambleísmo...) porque las encuestas le dicen que eso es demasiado radical... y que lo conveniente es parecerse algo más al PSOE y algo menos a IU. Y olvidarse de asambleísmos, buenos para nacer pero inútiles para actuar, adoptando el modelo de partido leninista de toda la vida, donde ni siquiera se pueden votar enmiendas a las propuestas de la dirección autocooptada ni alternativas a sus decisiones, como la de no presentarse a las elecciones municipales, o la de promover marcas blancas como Ganemos para pactar con IU con opacidad. Prometer hasta meter, como dice el desparpajo popular… ¡la vieja política camaleónica en todo su esplendor!
¿Qué hacer? (y no en el sentido de Lenin)
Trataré de mostrar mi punto de vista, que es diferente, y luego que cada cual saque sus conclusiones. Comenzaré diciendo que no soy un puritano de la política: estoy completamente de acuerdo en que no basta tener buenas ideas, porque para llevarlas a cabo en las instituciones donde se deciden las cosas hacen falta votos, y para conseguir estos hay que tener una buena política de comunicación, buenos candidatos bien formados, marketing eficaz, etc. Pero sí quiero dejar sentado que si no hay ideas ni objetivos, la política se convierte meramente en lucha por el poder como fin en sí mismo, y al menos para mí deja de tener cualquier interés. Fouché es un personaje interesantísimo, pero no un modelo a imitar.
Galindo dice que UPyD lo está haciendo mal en dos ejes: le parece que somos demasiado "centralistas", lo cual le parece escorado a la derecha y electoralmente estéril dado que ese espacio lo ocupa el PP, y cree que tampoco acertamos en situarnos dentro de "lo nuevo" en el eje vieja-nueva política, donde triunfa Podemos. También le parece que Rosa Díez pesa demasiado, lastrando nuestro despegue, que tenemos un electorado no especialmente castigado por la crisis, y que nos quejamos demasiado del maltrato de los medios. Y concluye: "Mientras que el PP y el PSOE se han quedado anclados en el pasado con sus respectivos packs, UPyD tampoco parece haber sido capaz de dar con la mezcla adecuada para los tiempos que vivimos, a pesar de que son obviamente de cambio y oportunidad. Avanzar hacia lo nuevo, alejarse de lo central y reforzar sus propuestas para aumentar las oportunidades de los perdedores de la crisis parece ser un camino a seguir. El problema es que no es trocha abierta, sino que ha de pisarse por vez primera. No está claro que lo puedan conseguir a estas alturas del partido."
Bien, aunque la valoración de fondo del trabajo de UPyD que hace Jorge Galindo es amable y positiva, me parece que el diagnóstico está demasiado pegado a la imagen de UPyD que los medios -sí, lo siento, pero es imposible hablar de política sin hablar de ellos- llevan siete años fabricando de UPyD. Es, sencillamente, la de un partido centralista, dirigido con mano de hierro por una en exceso veterana exsocialista... y demasiado complicado de entender, por lo que sólo le votan universitarios y tiende a ser ignorado por los medios. En definitiva, el diagnóstico que se nos ofrece se centra mucho más en nuestra imagen mediática que en el trabajo político que realizamos, y en su potencialidad para superar esa imagen.
Por supuesto, no voy a negar que Galindo lleva toda la razón en que esa imagen mediática nos hace daño. Hay gente convencida, por ejemplo, de que Rosa Díez es autoritaria pese a ser la única líder política española que, además de ser mujer (y esto nos perjudica porque el machismo sigue pesando mucho en la política), se expone a hablar con los ciudadanos de tú a tú literalmente, en lo que ya deben ser centenares de actos con micrófono abierto, sin censura ni filtros.
¿Qué se puede hacer sobre este prejuicio? Pues para empezar, no cambiar de modo de actuar ni de liderazgo, sino mejorar ambos explotando sus fortalezas. No solo porque como dijo Ignacio de Loyola -que sabía un rato-, "en tiempo de tribulación, no hacer mudanza", sino porque es un principio de UPyD practicar la igualdad de hombre y mujeres, y rechazar la conversión de la política en un casting de guaperas, algo que está haciendo un inmenso daño al debate político, elevando a primera fila del espectáculo a mindundis sin más mérito que su telegenia y habilidad verbal.
Del enemigo, el consejo
¿Que debemos transmitir mejor los indudables valores humanos y políticos de Rosa Díez? Sí. ¿Que ser torpes y no saber dar alternativas visibles a la política espectáculo resta votos? Sí. ¿Que debemos mostrar mucho mejor que UPyD no solo es un modo nuevo de hacer política sino además eficaz, como demuestran las cantidad de "imitaciones" que nos hacen casi a diario? También. Hay que hacer mejor las cosas, y tenemos mucho que aprender en todos los campos. Pero tirar por la borda el principal capital político de UPyD sería simplemente un suicidio estúpido. Y adoptar la lógica de echar a veteranos de gran altura política para entregar el partido a guapos sin pasado, cuya poca capacidad solo compensa un gran narcisismo, me parece una forma de suicidarse. Todos nos moriremos algún día, no veo la prisa en hacerlo mañana.
Por mi parte creo que el problema es mucho más amplio que el de mejorar la comunicación de nuestros méritos y el marketing electoral, que sin duda son problema que tenemos, aunque comienzan a mejorar claramente: véase cómo ha aumentado de modo espectacular la aparición de miembros de UPyD en televisión. Es lógico que ahora arrecie la campaña derechista -pues viene del PP- contra Rosa Díez, precisamente porque se abre paso la idea de que somos el partido más coral de la actualidad. O la presión para que UPyD se disuelva en insensatas fusiones con partidos regionalistas y localistas, liderada por el viejo Joven Aspirante a Líder.
Reaccionar bien es no dejarse aturdir por estas presiones, y sí centrarse en las propuestas políticas y en su eficacia. Por ejemplo, hemos conseguido que todo el mundo hable ahora de cosas que en 2007 y los años sucesivos solo decíamos nosotros: crisis política, insostenibilidad del Estado de las Autonomías y alternativa Federal (que no centralista), la corrupción como un problema estructural de la vieja política española, el "capitalismo de amiguetes" (Pedro Sánchez la usó al día siguiente de una intervención mía en el Congreso sobre el caso del almacén de gas Castor), la "segunda oportunidad" como alternativa a los desahucios (y no solo la dación en pago, que forma parte de ésta), etc. Conmueve ver al neoleninista 2.0 Pablo Iglesias defendiendo la transversalidad, idea fundacional de UPyD que nos costó lo suyo hacer comprender a los más tradicionales dentro de UPyD... ¿No será porque es una mala idea, verdad?
Es el bipartidismo el que se hunde
El problema de fondo es la crisis del sistema bipartidista. Se está desmoronando a ojos vista cada día que pasa, y las elecciones sucesivas del 2015 serán las que decanten esa crisis o hacia un nuevo bipartidismo PP-Podemos, o hacia un sistema polipartista donde UPyD tenga un papel determinante para obligar a los cambio que no solo rechaza la vieja clase política y sus socios, sino muchos de los aspirantes a sucederla.
Nuestra pregunta diaria debe ser: ¿qué podemos hacer mejor para que un bipartidismo no deje paso a otro, sino para que se imponga de una vez el pluralismo político que necesita España tanto como comer? Y ahí es donde entran las mejoras necesarias en comunicaciòn, marketing y candidaturas.
Lo de arrasar o no me importa mucho menos, salvo que nos arrasemos a nosotros mismos en un ataque de aturdimiento demoscópico. No fundamos UPyD para arrasar nada, sino para liderar la construcción de una democracia española y europea avanzada. Necesitamos votos para este objetivo, no al revés. ¡A mí esto es lo que me preocupa de verdad!
Partekatu
Batu zaitez Osoigora