Hola Antonio,

la verdad es que me parece que Podemos no ha hecho un programa digno de ese nombre, es decir, un conjunto de propuestas que puedan convertirse en leyes con efectos racionales y congruentes, capaz de cambiar algunas cosas importantes (la política no lo puede todo), sino una carta a los Reyes Magos que ignora el principio de realidad: la relación entre causa y efecto, materialidad e idealidad de las cosas y relaciones semejantes.

Es algo que ya trasluce la forma del programa, un copy-paste de propuestas de todo tipo sin la menor preocupación por la coherencia entre ellas. Por ejemplo, si vamos al programa económico encontramos una propuesta sobre "Auditoría ciudadana de la deuda", que propone el impago de parte de la deuda pública y privada, y también una sobre "Derecho a una renta básica para todos". Veamos si ambas propuestas con compatibles o coherentes, y en qué modo una puede ser causa o impedimento de la otra.

El pago por el Estado de una renta básica universal de, digamos, 8.000 € año de media para cada ciudadano (suponiendo que no se pagara igual a una adulto que a un niño, o a un miembro de una unidad familiar que a una pesona que vive sola, etc), significaría un desembolso anual de, aproximadamente, 360.000 millones € para unos 45 millones de ciudadanos. Bien, el gasto público español de todas las Administraciones Públicas (del Estado a los Ayuntamientos) ascendió en 2012 a 621.327M€. Es decir, el 47% del PIB de ese año. Añadirle la renta básica universal supondría otro 36% (sobre la base de un PIB aproximado de un billón de euros), de modo que el Estado gastaría el 83% de todo el PIB que genera todo el país en un año.

Si el Estado pretendiera recaudar ese dinero vía impuestos, pagaríamos la práctica totalidad de lo que ingresáramos, así que uno puede preguntarse para qué serviría una "renta básica" que el papá-Estado te "regala" con la mano izquierda para llevársela con la mano derecha en forma de pago del IRPF, IS, IBI, IVA, cotizaciones a la SS y demás instrumentos fiscales. No es posible, así que un Estado obligado a poner en marcha el programa de Podemos no tendría más remedio que endeudarse aún mucho más pidiendo el dinero a quien sí lo tiene, los grandes prestamistas internacionales que compran las emisiones de bonos de deuda.

Como es sabido, tenemos un elevado déficit público, la diferencia negativa entre lo que ingresa el Estado y lo que gasta, que se financia pidiendo créditos en los mercados internacionales. Sin la renta básica universal ya debemos un dineral, la llamada deuda pública, que asciende a casi el 100% del PIB (y sigue subiendo porque seguimos pidiendo prestado para financiar los gastos del Estado). Introducir la renta básica significaría incrementar enormemente tanto el déficit público como la deuda consecuencia de pedir más dinero prestado para financiarlo (dejo a los lectores aficionados a los números un cálculo aproximado; todas las cifras pueden encontrarse fácilmente en internet).

Ahora bien, si se aplicara el programa de Podemos sobre la llamada "deuda injusta", habría que dejar de pagar un parte X de la deuda ya existente. Además del prácticamente imposible cálculo de que parte de esa deuda se considera "justa" o "injusta" (no son préstamos finalistas, sino al Estado, que puede dedicarlos a sanidad o a construir una fragata), cuestión puramente arbitraria en muchos casos, el impago significaría el inmediato cese de los préstamos a España como país moroso. Y no es posible conseguir que te presten dinero  amenazando con no pagarlo si en el futuro a quienes gobiernen les parece una "deuda injusta". Por lo tanto, sería imposible financiar no ya la nueva partida de gasto generada por la renta básica universal, sino las ya existentes de sueldos de funcionarios, infraestructuras, sanidad, educación, etc. El país quebraría. Y la situación sería mucho peor: más paro, adiós a las pensiones y subsidios, el colapso económico, etc.

Podemos propone, además, abandonar el euro, que ciertamente ofrecería una vía para financiar su estupendo programa económico de todo gratis para todos. Una nueva moneda emitida por la España de Pablo Iglesias podría servir para financiar, aparentemente, ese sistema, pero con el problema de que la deuda en euros seguiría intacta en esa moneda, y que el nuevo dinero sería rechazado rápidamente no ya por los acreedores internacionales, sino por todo el mundo al carecer de valor real de cambio, poniendo en marcha la famosa espiral de inflación disparada, pobreza y hundimiento económico que conocen en Argentina, o sufrió Alemania bajo la república de Weimar (que llevó al triunfo del nazismo). Todas esas recetas se han inventado y probado en muchos países y llevan siempre al colapso financiero y económico.

Un programa, para ser factible y merecer confianza, debe ser coherente con la realidad, y debe tener congruencia entre sus distintas propuestas. El de Podemos no lo es. Es un conjunto de propuestas que se anulan mutuamente y, por tanto, produce un conjunto inviable que, de llevarse a la práctica, provocaría una frustración gigantesca ante el previsible fracaso de todas sus iniciativas. Salvo que, como el programa de Rajoy, sea un mero señuelo cazavotos sin la menor intención de llevarse a la práctica. O que se intente aplicarlo, como en la Venezuela bolivariana donde han sido asesores Pablo Iglesias y sus compañeros, un país que ahora es más pobre, más desigual, más desabastecido, más dictatorial y más violento que cuando Chávez lo tomó bajo su benéfica batuta iluminada.

Claro que los humanos "podemos" hacer muchas cosas, pero muchas de ellas son absolutamente desaconsejables. Los seudo-programas políticos milagrosos son una de ellas.