Hola Pablo,

en el II Congreso de UPyD tuvimos una discusión sobre la legalización de la prostitución; fue una de las cuestiones más debatidas y con un tono más apasionado. Al final conseguimos un consenso en estos términos, que fue lo que se aprobó:

"Sin menoscabo de las políticas aplicadas contra la trata y la delincuencia sexual, debe estudiarse la posibilidad de establecer un marco regulatorio para el ejercicio de la prostitución, de manera que aquellos hombres y mujeres que libremente y sin coacción decidan ejercerla puedan hacerlo con plena seguridad jurídica, con las garantías sanitarias y de higiene necesarias, y con los mismos derechos y obligaciones que cualquier trabajador. Asimismo, dicho marco regulador deberá establecer las medidas necesarias para evitar que el ejercicio de esta actividad provoque conflictos en barrios y ciudades. En cualquier caso la prostitución debe regularse como una actividad privada y libremente consentida entre adultos, sin participación de menores de edad, retirada de los espacios públicos, ajena al proxenetismo y la delincuencia. Las personas arrastradas a la prostitución contra su voluntad deben encontrar apoyo institucional para abandonarla, y protección legal y social para poder tomar esa decisión con libertad y rehacer su vida."

Entiendo perfectamente que despierte tantas pasiones. Por una parte, que comparto, es hipócrita hacer como que la prostitución no existe y dejarla en un limbo alegal. ignorando que hay personas que se dedican a ella y que, más allá del porqué, merecen ser protegidas con derechos laborales y sociales. Por otra, porque es innegable que la prostitución es una actividad normalmente forzada, que aceptan personas sin alternativa,  porque han sido empujadas a vender el uso de su cuerpo en su juventud o su infancia, o porque -continuación de lo anterior- son explotadas por mafias organizadas y proxenetas. Y la trata de personas y la explotación sexual son innaceptables siempre. No tienen excusas.

Es verdad que los adultos libres tienen derecho a intercambiar actividad sexual por dinero, pero el supuesto de que alguien elige libremente la prostitución como modo de vida es tan extraordinario que, cuando alguien lo reivindica, se convierte en noticia. Dicho esto, tampoco simpatizo con las actitudes ultras que proponen el sistema sueco: penalizar al cliente e ignorar a la otra parte (cuando no obligarle a un programa de reinserción que también es objetable desde el punto de vista de la libertad personal). El hecho de que la prostitución no haya logrado ser erradicada ni siquiera en las sociedades con mayor nivel de protección social indica que no es un fenómeno tan simple como los prohibicionistas radicales pretenden que sea, y por lo tanto no sirve de nada darle un tratamiento puramente policial que además ignora la libertad de las personas para establecer relaciones sin reproche penal. Todo lo relacionado con la ética de la conducta humana es demasiado complejo, y a veces paradójico, para encerrarlo en una ley.

Así que el acuerdo al que llegamos me parece el menos malo: regular la prostitución prohibiéndola en la vía pública, registrar legal y sanitariamente los clubs dedicados a recibirla, y asegurar los derechos sociales y la voluntariedad de quienes se dediquen profesionalmente a la prostitución. Complementado con persecución internacional, policial y judicial, implacable de las bandas dedicadas a la trata de personas y a la explotación sexual.