Mi nombre es Carmen Jimenez, tengo 17 años y soy de Málaga. Hace unas cuantas semanas sufrí una situación muy desagradable en la playa. Me sentí muy incómoda y asustada. No le deseo a nadie que tenga que pasar por lo mismo.

Yo había quedado con mi grupo de amigos para pasar el rato en la playa. Nos fuimos cerca de un chiringuito y nos pusimos en frente de la orilla. Empezamos a poner las toallas y estábamos ahí tranquilos. Yo me di cuenta de que había un hombre detrás que nos miraba mucho, y me comencé a sentir incómoda. 

Mis amigos me dijeron que no le diera importancia, que no pasaba nada. En el momento que nos empezamos a quitar la ropa para quedarnos en bikini, yo estaba de espaldas a él junto con una amiga. 

Pero el problema fue cuando me giré, y me encontré al hombre apuntándome con su cámara del móvil. En ese momento, él bajó el móvil muy rápido como disimulando que no pasaba nada. 

Yo, evidentemente, ante esa situación me asusté porque sé que ha habido casos parecidos a este y que esos vídeos acaban en páginas web porno o de ese estilo. Así que en ese momento me asusté mucho y me puse a llorar.

Mis amigos ante la situación pensaron en ir hablar con él y amenazarle con llamar a la policía. Pero cuando el hombre vio que se iban a acercar empezó a coger piedras grandes, y mis amigos también se asustaron. 

Al final, decidimos movernos de sitio y alejarnos de él porque sentíamos la impotencia de no poder hacer nada y ya no estábamos cómodos ahí. Pero claro, aunque nos movimos yo sabía que ese hombre seguía ahí y que igual que me había grabado a mí podía grabar a cualquier otra chica. Además, había muchos niños y niñas pequeños cerca y yo pensaba… es que a ellos también les pueden grabar. 

Por eso me gustaría que se empezará a tomar más en serio estas situaciones, porque desgraciadamente son más comunes de lo que creemos. Tengo 17 años y me gustaría pensar que esta será la primera y la última vez que me ocurra algo del estilo. Pero para ello hay que hacer cambios estructurales en la sociedad.