Mi nombre es Carmen Zoé Castro, tengo 57 años y vivo en Madrid, Cundinamarca. Hace 14 años he sido responsable del cuidado de mi mamá que es una mujer anciana y de mi hermana diagnosticada con un Tumor Cerebral, Síndrome de Sjögren y Lupus. 

A lo largo de todos estos años, en la lucha por salvar la vida de mi hermana, he tenido no sólo que afrontar las negligencias y fallas del sistema de salud de mi país, si no que he lidiado sola con la carga emocional que implica la enfermedad de mis familiares más amados. 

Desde que mi hermana fue diagnosticada no he vuelto a tener una vida normal. Mi tiempo ahora es limitado pues ella y mi mamá requieren de cuidados específicos, acompañamiento para poder solicitar, tramitar y transportarse a sus citas y tratamientos médicos y sobre todo la situación es más fuerte cuando hay recaídas y deben ser atendidas de manera permanente.

Como estoy todo el tiempo en función de brindarle respaldo a mis familiares no puedo buscar trabajos que me permitan tener ingresos para sobrevivir.  En este momento mi madre, mi hermana y yo dependemos de una pensión mínima que se logró debido a la condición de mi hermana, pero esto no es suficiente.  

En Colombia las personas que tenemos a cargo pacientes con incapacidades permanentes no existimos para el estado, no tenemos derecho a salud, ni a una pensión, ni a un ingreso dada la imposibilidad de trabajar, estamos completamente excluidas de la sociedad y con una carga fuerte que tenemos que aprender a asumir en soledad y con mucho sacrificio.

Por eso lanzo esta campaña, para visibilizar esta realidad. En Colombia hay más de 8.6 millones de personas cuidadoras que se dedican exclusivamente a esta labor, que tienen comprometido todo su tiempo y por esta razón tienen menos posibilidades de participación en otras esferas de la vida. 

Tres cuartas partes del trabajo no remunerado de cuidado a personas enfermas es llevado a cabo por mujeres, esto se debe en gran parte a los estereotipos y roles de género que han prevalecido históricamente. El Estado debería proveer servicios de cuidado a personas enfermas para poder reducir el trabajo doméstico no remunerado, así como establecer alternativas viables para las cuidadoras y que podamos estudiar, trabajar y desarrollarnos plenamente como ciudadanos al tiempo que brindamos respaldo a nuestras familias.

Pido al Congreso de la República que legisle para que las mujeres que dedicamos nuestra vida a cuidar de nuestras familias en condición de enfermedad podamos tener una vida digna, con posibilidades de acceso al trabajo, a la educación, a la salud. Para que nuestra labor sea tenida en cuenta con la importancia que merece en la sociedad y que se reconozca que tenemos derecho a un ingreso que nos permita desarrollar nuestra vida.

Apoyar esta campaña es sencillo, en Colombia necesitamos 350 firmas para que la petición sea respondida. Ayúdame a compartir, para que nuestra petición se haga visible y juntos podamos cambiar la vida de muchas personas que viven esta realidad. 

¿Cuento con tu apoyo?