Pregunta para Parlamento de Canarias
La diversidad como algo cotidiano y no como algo especial. ¡Sembremos el arcoíris dentro de las aulas!
¡Hola! Me llamo Charlie Marrero, soy de Gran Canaria y vivo en Tenerife. Tengo 32 años y soy gestor cultural. Mi formación académica está relacionada con la educación infantil y la integración social. Siempre he estado interesado en los derechos de la comunidad LGBTI, las disidencias sexuales y los temas de identidad. Creo que en España es necesario pasar del mero discurso de la inclusión a hacer de ella y de la diversidad un asunto cotidiano para todas las personas.
Hace algún tiempo formé parte de una asociación que luchaba a favor de los derechos de la comunidad LGBTI. Allí, además de aprender mucho y conocer diversos espacios, creamos un proyecto para hablar en las aulas escolares a través de álbumes ilustrados. Los que yo siempre recomiendo (y también colecciono) están relacionados con tres ejes fundamentales: el primero, la diversidad familiar, es decir, aquellas familias que no están conformadas por un papá y una mamá; el segundo, el género y la ruptura con las tradiciones androcentristas y patriarcales; y el tercero, la identidad de las personas trans y no binarias.
Al poner en marcha el proyecto, me di cuenta de que despertaba rechazo de muchas personas, no sólo en el profesorado, las directivas o los padres de familia, sino también en el alumnado. Y yo creo que cuando los argumentos que te dan llevan un regusto lgbtifóbico, sabes que estás haciendo bien. Como el día que un niño reaccionó con disgusto cuando le enseñamos el cuento de Cebollino y Pimentón, dos pingüinos machos que eran pareja y querían tener un hijo. Pero también sabía que estaba haciendo lo correcto cuando, un par de meses después, contábamos en otro lugar la historia de una familia con dos mamás, y una niña reconoció en ella a su propia familia, de la que nunca había hablado en el aula.
De ambas experiencias nació la motivación que tengo de unir la educación, la cultura, la reivindicación y visibilización de los derechos para, con ello, hacer mi aporte a la sociedad. Por eso creo fundamental centrar la atención en la educación. Hoy en día hay una diferencia en el modelo educativo entre la que damos entre los 0 y los 3 años de edad, entre los 3 y los 6, y de los 6 en adelante e incluso cuando se llega a la enseñanza obligatoria. Se pasa de un sistema grupal, del cuidado, colaborativo, a uno individual, competitivo. Considero que, cuando eso ocurre, es porque hay un sistema que carece de creatividad, de imaginación y de capacidad para unir diferentes ámbitos.
En ese sentido, creo que el sistema a veces es un tanto hipócrita, porque muestra un deseo de sembrar diversidad, pero cuando se llega a los niveles avanzados de educación esa diversidad no se refleja por ninguna parte. Es necesario que la inclusión se convierta en algo cotidiano, que esté en los apuntes diarios, en las campañas publicitarias, en las series. Y también que, cuando así ocurra, el profesorado LGBTI se visibilice con plena cotidianeidad. Queremos reivindicarnos día tras día, no sólo uno al año.
Por eso quiero lanzar esta campaña, enfocada en el aspecto educativo y cultural. Creo que es necesario que el Gobierno garantice que los libros de textos incluyan la diversidad afectivo-sexual en el material escolar. Y también que los currículums y las programaciones estén impregnados de diversidad, que se visibilice y se trabaje a favor de los derechos de las personas LGBTI en los proyectos educativos de centros, filosofía de los centros, planes de estudio, libros escolares, y en las normativas de todos los centros educativos. Unamos nuestras voces a favor de la diversidad, para que todas las personas nos sintamos incluidas en todos los espacios: necesitamos 300 firmas para llevar esta petición a los políticos y obtener una respuesta. ¡Muchas gracias!