Hola, somos Diego y Jessica, fundadores de Compost Aconcagua, ecoturistas de profesión y gracias a nuestros viajes aprendimos más sobre el turismo sustentable y ecología, adentrándonos al mundo del compostaje y sus ramas.

Por la pandemia tuvimos que regresar a Chile, como ya contábamos con los conocimientos y la experiencia, nos propusimos realizar un modelo de negocio respecto al compostaje, ya que somos de Campos de Ahumada, precordillera del Valle del Aconcagua, y contábamos con todas las condiciones necesarias para generar un centro de compostaje y una planta de lombricultura. Con el tiempo comenzamos a fabricar vermicomposteras y composteras, percatándonos que las personas tenían ganas o necesidad de compostar en sus hogares y empezamos a generan estas herramientas. Una de nuestras misiones fue derribar mitos como de que se necesita materiales y herramientas especiales para hacer compostaje, al contrario, con una pala y las manos se puede hacer un compost de alta calidad.

Más del 50% de la basura que se produce en los hogares corresponde a desechos orgánicos y lamentablemente la mayoría de estos residuos terminan en un vertedero, emanando gases nocivos para las personas y el medio ambiente, como el metano, que es un potente gas de efecto invernadero, también se generan líquidos (lixiviados) que se mezclan con otros desechos como plásticos, vidrios, hasta con metales pesados, contaminando la tierra y las napas subterráneas cercanas. La solución es que los residuos tienen que ir separados, es decir, administrar los días para el retiro domiciliario, pero esto no ha sido posible por la nula o lenta preocupación política.

Nosotros siempre tratamos de ver los ejemplos que funcionan, como en Alemania, que tiene días para retiro de distintos desechos, de esa forma se puede distribuir mejor la basura. El problema es que aún es muy difícil para las personas ser conscientes ambientalmente en Chile porque esto significa tiempo y en algunos casos recursos.

Tiene que existir una retribución o facilidades hacia la población, por ejemplo, en Alemania las botellas de plástico se devuelven en puntos de reciclaje de supermercados y te dan un cierto monto por ellas, o el compostaje, que es un hábito en los hogares, y el que no desee o pueda hacerlo en casa cuenta con la facilidad que un día determinado de la semana hay un retiro domiciliario de este material por parte del municipio, habiendo también centros de acopio para este fin. Acá en cambio los beneficios para reciclar son muy pocos y en vez de existir facilidades hay cada vez más dificultades.

Hace falta políticas públicas para fomentar la correcta distribución del reciclaje, porque por lo menos en el Valle del Aconcagua no existe. Sé parte de esta petición haciendo clic en apoyar y ayudándonos a difundir. ¡Necesitamos tu apoyo para hacerlo posible!