¿Cuándo va a tramitarse la prohibición del plástico y otros materiales, p.ej. el poliestireno, de un solo uso? 

En muchos países hace años que está prohibido el plástico de un solo uso así como el poliestireno, incluyendo EEUU, que hace tres años definitivamente lo prohibió después de décadas de abuso masivo de estos materiales. En nuestro país, casi en cada establecimiento en que se dispensan productos frescos como carne, pollo, frutas; o no frescos, como dulces o frutos secos, es habitual encontrarlos envasados en estos materiales, o ver dichos envases vacíos apilados y usados (sin pregunta previa de si se requieren, y de modo gratuito). ¿Cómo es posible la contradicción de fomentar la eliminación o disminución de bolsas de plástico, y al mismo tiempo usar plástico o poliestireno blanco o teñido para multitud de propósitos de comercio alimentario?  O la contradicción entre la educación para el desarrollo sostenible en nuestros centros escolares y las prácticas que niñas y niños ven en sus casas o los comercios. O la contradicción entre un Ministerio que incluye en su nombre la Agenda 2030 que incorpora entre sus objetivos de desarrollo sostenible el medio ambiente, y los usos comerciales de decenas de miles de particulares y empresas que se asombran si una persona acude a la tienda con sus propios envases. Esta regulación, junto con una apuesta informativa pedagógica (es decir, con información clara, masiva y oportunamente introducida en horarios favorables), influiría en el cambio de mentalidades que se requiere contra el cambio climático. No todo lo que nos hace la vida más cómoda es progreso. Países frágiles por su economía reciben las consecuencias de ese falso progreso: se ven imágenes de aldeas, barrios o campamentos cubiertos de plástico en numerosos lugares del planeta. Esto no ocurría en imágenes de esos lugares de la primera mitad del siglo XX, confirmando una vez más que no todo cambio supone evolución.

Los delitos ecológicos como encontrar los restos de estos materiales en lugares de la naturaleza, sean islas del Pacífico o lagos de los Andes bolivianos -o cualquier reducto urbano o natural en nuestro país- no tendrían lugar si se prohibiera su empleo y su producción como material de un solo uso. Al menos empezarían a disminuir.