Nuestro sistema educativo está abandonando su carácter público en beneficio de intereses particulares clasistas e ideológicos:

• Subvenciona la educación a las familias ricas por medio de los conciertos educativos, que en un sistema verdaderamente público deberían desaparecer. Se conciertan incluso centros que practican la segregación por género en las aulas.
• Mantiene una enseñanza religiosa incompatible con un estado aconfesional.
• Permite la contratación del profesorado por parte de instituciones privadas (generalmente órdenes religiosas) sin pasar por ningún control público.
• Mantiene un determinado número de profesor@s de religión pagad@s con fondos públicos para impartir doctrina y cuya contratación y permanencia está en manos de la autoridad  religiosa, no de la educativa.

Por estos y otros motivos es necesario avanzar en la supresión de los conciertos educativos y de la enseñanza religiosa en centros financiados por el Estado (es decir, por los impuestos de tod@s) y caminar hacia una educación de calidad e igualitaria sin discriminaciones identitarias ni sociales.