Pregunta para Congreso de los diputados

¿Cuándo se van a tomar medidas para que las redes sociales y la publicidad normalicen e integren la diversidad corporal y se suprima la connotación negativa o positiva que se le da a la comida?

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Cristina Jimenez Pregunta de Cristina Jimenez

Mi nombre es Cristina Jiménez Pérez, psicóloga general sanitaria. Me licencié en Psicología por la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), más tarde realicé el Máster en Neurociencias y Dolor por la Universidad de Granada y el Máster en Psicología General Sanitaria. Posteriormente, me he formado como psicoterapeuta de Desensibilización y Reprocesamiento del Movimiento Ocular (EMDR), una psicoterapia reconocida por la OMS para la recodificación y liberación del trauma causado por experiencias difíciles de afrontar. Entre otras bases de mi trabajo está la Intervención Psicológica en Crisis, Emergencias y Catástrofes. Así mismo, me he ido formando en los trastornos de la conducta alimentaria. Hoy en día trabajo junto al equipo multidisciplinar de Sheila Mulero en su centro Nutriestrategic.

Hoy en día, internet es el principal foco de atención de la población en general y especialmente de los más jóvenes, ya que han nacido en una era totalmente digitalizada. Ello, por una parte es positivo, sin embargo, toda moneda tiene su doble cara. El fácil acceso a internet, y redes sociales, contribuye a que los menores y jóvenes estén expuestos de forma constante, a una gran cantidad de información donde se “glorifica la delgadez”  y el “cuerpo perfecto” equiparando ambos a la felicidad, a lo atractivo y  al éxito, mientras que la gordura se asocia con el fracaso, la pereza y la fealdad. Ello genera inconscientemente un rechazo hacia esa imagen corporal, al no ser aceptada por la sociedad y la cultura, dando lugar a la gordofobia. 

 

Por otra parte, en cuanto a la alimentación, estamos cada vez más inmersos en la cultura de dieta, donde nos bombardean con mensajes e imágenes opuestas. Por una parte, nos muestran cómo la comida es una fuente de placer, un símbolo de afecto y de cercanía, pero al mismo tiempo exponen una vinculación negativa a los alimentos, lo que hace que se genere culpabilidad cuando nos guiamos por el placer de un plato que nos encanta y que supuestamente “no debamos comer”, dejando así de lado nuestro placer y disfrute.  Es de suma importancia tener en cuenta que la comida no es buena ni mala, hay que contemplarla como alimento nutricional y que lo saludable para una persona puede no serlo para otra. Hay que reducar en pro a la nutrición intuitiva y aprender a escuchar y respetar nuestro cuerpo para saber qué necesita. 

Se ha observado que, la demanda ha incrementado mucho desde el confinamiento agravando las conductas de riesgo con el objetivo de alcanzar el cuerpo que la cultura y sociedad dictamina como aceptable. Probablemente, ha podido influir notablemente el hecho de que durante esos meses, los jóvenes han permanecido más tiempo expuestos a pantallas y a la interacción virtual, y esto ha generado que sientan presión sobre su imagen corporal.

Podemos encontrar investigaciones psicológicas que han demostrado cómo la exposición a imágenes de cuerpos delgados contribuyen significativamente al aumento de la insatisfacción corporal. Cuando en realidad, las imágenes que nos muestran son inalcanzables o alcanzables por una minoría llevando a cabo conductas muy extremas y dañinas para la salud. Por ejemplo, en Instagram los filtros hacen que se esté generando un patrón mental de un cuerpo y una cara “perfecta”, que realmente no es real. Por el contrario, lo que provoca, es una distorsión de la realidad, generando inseguridad, rechazo y frustración en los más jóvenes. 

Los adolescentes, debido a la etapa evolutiva en la que se encuentran, la cuál se caracteriza por la búsqueda de su identidad y necesidad de pertenencia de grupo, son más vulnerables en caer en las trampas de la cultura dieta y “perfección corporal”. 

Por ello, desde los profesionales del centro Nutriestrategic nos gustaría que el Congreso de los Diputados tome medidas para regular los mensajes publicitarios en torno a un tema tan importante como la alimentación y la diversidad corporal. No deja de ser una rama de la salud pública y no tener conciencia sobre este tipo de mensajes deriva, en muchas ocasiones, en conductas de riesgo y al posible desarrollo de trastornos alimentarios, falta de autoestima, depresión, etc. Es fundamental el cuidado de la salud desde todas sus perspectivas.

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