Pregunta para Senado

Solo un 1% de los españoles es donante de médula ósea ¿Por qué no se impulsan más campañas que expliquen lo sencillo que es realmente este proceso que ayuda a salvar tantas vidas, como la de los menores que pasan por una leucemia?

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Daniel Calvo Pregunta de Daniel Calvo

Hola mi nombre es Daniel y voy a contar lo que me llevó a donar médula y mi experiencia durante la donación. Si no recuerdo mal desde mi misma mayoría de edad he sido donante de Sangre, ya que mi grupo sanguíneo es algo raro (0+) y creo que un pequeño esfuerzo cada 2-3 meses no supone nada en comparación a poder ayudar a alguien. Desde este mismo momento decidí a su vez hacerme donante de órganos, ya que si en algún momento de mi vida tengo un accidente prefiero que con este gesto otra/otras personas pudieran seguir adelante con sus vidas, justo unos años después mi propia madre contrajo EPOC y requería de un trasplante de pulmón, nunca se sabe cuándo la vida va a dar un giro. 

Sólo era cuestión de tiempo que acabara inscrito cómo donante de médula, pero ¿Qué me freno? Lo mismo que a mucha gente con la que posteriormente a mi donación he hablado, el desconocimiento. Ya que por las palabras "donación de médula" tenía la idea preconcebida de que se trataba de una punción en la zona baja de la columna vertebral que podría dejarme paralítico si algo salía mal (nada que ver con la realidad cómo contaré a continuación).

Aún así, decidí inscribirme en 2018 en una de mis donaciones de sangre, donde me tranquilizaron contándome en qué consistía el proceso. A partir de ahí figuré en la lista de posibles donantes hasta este 2021 donde me informaron de que podía tener un receptor. Me tomaron muestras adicionales y pasaron 3-4 meses sin saber nada más, hasta que un día me llamarón diciéndome que era el donante más compatible y que sí quería seguir adelante. A estas alturas ¿Cómo decir que no? Tener la posibilidad directa de salvar la vida a alguien.

Para quién no lo sepa, existen dos métodos para donar médula:

El primero, más común (hasta en un 80% de las ocasiones) y que fue por el cual yo done: por medio de la donación de células madre por vía periférica. Es similar a donar sangre, pero con mayor duración. En este proceso me introdujeron una vía por un brazo extrayendo la sangre, una máquina a mitad filtraba y recogía todos los compuestos necesarios para el receptor, y una vez procesada, devolvía la sangre por otra vía en el otro brazo.

Este proceso requiere de una pequeña preparación, ya que si te extrajeran estos compuestos sin más tu cuerpo se quedaría con bajos niveles, por lo que 5 días antes hay que inyectarse 3 veces al día unas pequeñas inyecciones que hacen que el cuerpo genere un exceso. Con esto hecho me presente en el hospital, me tumbé cómodamente y estuve 5 horas donando mientras veía desde el móvil una serie, mientras estaba rodeado de personal médico que atendía mis necesidades y donde me sentí cuidado en todo momento.

El segundo método es una punción en el hueso más grande del cuerpo, el coxis, vamos un pinchazo en el culete con anestesia y hospitalización.

Durante la donación pregunte por si podía conocer cómo estaba la persona que estaba esperando el trasplante, Pilar (la enfermera que me acompañó en todo momento) me contestó que seguramente tras haber recibido todos los tratamientos invasivos y quimioterapia para “quemar” la célula ósea del receptor y evitar que genere esas células sanguíneas malignas, estaría en una especie de aislamiento y a la espera de la donación. 

En ese momento rompí a llorar, porque quiero decir que son 3 tardes haciéndose pruebas en el médico y otro día tumbado en una cama en comparación con el dolor físico y mental que una persona en esa situación tiene que pasar. Porque al fin y al cabo en estos casos se trata de recurrir siempre a donantes de familiaridad cercana, el tener que recurrir a un desconocido para mí implica ese primer choque de quizás desesperanza de no tener nadie a tu alcance que te pueda ayudar.

Por eso escribo esto y creo que es tan importante concienciar, porque realmente estás aportando vida y esperanza a una persona que de primeras puede que la hubiera perdido, una persona que está luchando y lo ha pasado mal y realmente no considero que el hecho de donar suponga un gran compromiso personal.

Todas las personas que me han acompañado a lo largo del proceso me han hecho sentir informado, tranquilo, seguro y valorado. Desde el viaje en taxi, hasta los días perdidos de trabajo todo fue subvencionado por la fundación, por lo que no se tiene nada que perder y mucho que ganar. En el momento en el que el doctor me dijo que todo había ido bien y estaba seguro de que iba a poder ayudar, volví a llorar pero de pura felicidad cómo no lo había hecho antes.

Dos días después de la donación ya me encontraba saliendo y disfrutando al máximo y a los 4 días ya estaba haciendo con normalidad deporte de alta intensidad (un poco desoyendo al doctor) pero os aseguro que estoy bien..

Esta es mi historia y quiero agradecer a tod@s aquellas personas que la hayáis leído, y todavía más aquellas que decidáis haceros donantes o concienciar sobre esta causa a los demás.

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