Música, baile, teatro infantil, magia, espectáculos diversos, exposiciones, cuentacuentos, teatro de adultos, talleres culturales de lo más diversos, danza, historia, títeres, promoción de la lectura, pintura, escultura…

Convencido como estoy de que lo que hace más libres a las personas es engrandecer su conocimiento, llevar cultura a los barrios es llevar futuro, llevar conciencia crítica y favorecer los valores de la libertad y de la democracia de calidad.

Sevilla tiene una herramienta que solo se usa para los hitos menos cercanos a las capas populares: El ICAS. Por ejemplo organiza el Festival de Cine Europeo, que está bien, o el Festival de Música Antigua de Sevilla, que no es que esté mal. Pero, en mi opinión, no llega al pueblo. La exposición de El Joven Velázquez trajo a Sevilla a selectos especuladores de obras de arte. Incluso ahora está con los actos del V Centenario del Nacimiento de Santa Teresa de Jesús –debate de laicismo aparte sonroja el capillismo militante del gobierno de Zoido- y cosas por el estilo.

Una cultura para las élites que nada tiene que ver con el sentido de tu pregunta y que nosotros no compartimos, puesto que se trata de favorecer hechos culturales para la mayoría social.

Nos gustaría, por ejemplo que la orquesta sinfónica de Sevilla ofreciera conciertos en los centros cívicos. O que las exposiciones alternativas transcurrieran itinerantes por los barrios de la ciudad. Que los grupos noveles de música o de teatro o los numerosos creativos de todas las disciplinas culturales puedan ser vistos y disfrutados en los distritos de la periferia sevillana y no siempre en el casco antiguo.

Por ahí es justo por donde queremos hacer la cultura de los barrios.