Me llamo Daniel, tengo 24 años y soy de Burgos. Actualmente estudio un grado formativo superior en fotografía, gracias al cual estoy desarrollando un proyecto de crítica contra los argumentos existentes hacia el colectivo LGTBI. 

Desgraciadamente, y aunque muchos/as se empeñen en decir que no, la homofobia y LGTBIfobia son una realidad en España. Recientemente hemos podido ver como un grupo de neonazis se han manifestado en el barrio de Chueca de Madrid al grito de “fuera maricas de nuestro barrio” o como un grupo de jóvenes han agredido a otro hasta matarle. 

España va en retroceso y no podemos permitirlo. Las instituciones tienen que responder. No basta con lamentarse, deben ir a la raíz del asunto: la educación.

No es normal que las nuevas generaciones, supuestamente más abiertas de mente, no respeten a las personas contrarias a su identidad o condición sexual. Se debería fomentar una educación en igualdad, diversidad, respeto y tolerancia. 

No obstante, no hablamos solo de las escuelas. Educar a través de los centros educativos es necesario, pero si en casa no lo hacen, todo este trabajo será en vano. Y no solo hablo de las familias afines a ciertas ideologías contrarias al colectivo. Hablo de padres, madres, tíos/as, abuelos/as que sin quererlo o darse cuenta emplean comentarios que fomentan el estigma existente hacia la comunidad LGTBI. 

Necesitamos una reeducación de la sociedad y, pese a que sea algo muy muy complicado, debemos intentarlo. Ante esto, como ciudadano castellanoleonés me dirijo a las y los miembros de las Cortes de Castilla y León, por ser mis representantes en dicha cámara, para que sean conscientes de la situación e inicien los primeros pasos hacia el cambio.