La crisis del COVID-19 ha llegado en el peor momento posible, y es que Cataluña ya estaba atravesando momentos muy duros antes de que el virus llegara a nuestras vidas. Según los últimos datos del IDESCAT (2018), el 28% de los menores de 16 años están en riesgo de pobreza. Este drama social es inasumible para los representantes públicos de Cataluña y debe ser una prioridad para el Govern antes, durante y después de la pandemia. Ante la grave situación que estamos viviendo, los niños y adolescentes, en particular los de hogares con menos recursos, que ya eran un colectivo muy vulnerable antes de la crisis, han sufrido de forma más severa los efectos del impacto económico y social derivado de esta pandemia de la COVID-19. Además, la suspensión de la actividad educativa, ya de por sí perjudicial, tiene más incidencia en estos menores vulnerables, por cuanto la escuela supone un espacio para la igualdad de oportunidades. Hay que centrar todos nuestros esfuerzos en garantizar una protección eficaz de los niños y adolescentes frente al impacto de la COVID-19. Una protección adecuada en el presente evitará que este impacto tenga consecuencias todavía más negativas en el futuro. Por ello, desde Cs hemos propuesto una serie de medidas al Govern como la creación de un Fondo Especial de Ayuda para familias afectadas por la crisis, asegurar una comida al día -la que normalmente se toma en el comedor escolar- a los niños de las familias más vulnerables o facilitar la conciliación de las personas que tengan a su cargo menores o personas dependientes y que no puedan hacer teletrabajo.