Me llamo David y hace un año que visto con falda por la calle y que me pinto los ojos y las uñas. Empecé a fijarme en las faldas cuando tenía 10 años. Me gustaban muchísimo y pensaba: “ojalá fuera una niña para poder llevar falda”. No es que yo me sintiera niña ni quisiera serlo, simplemente quería reunir los requisitos para poder vestir como ellas. Luego me di cuenta de que no hay nada que me impida llevar falda, solo nuestro imaginario y nuestro sesgo de género. ¿Por qué tanto problema, si solo es un trozo de tela?

Al principio me costó un poco salir a la calle con falda, no tanto por sentirme observado, porque sabía que la gente me miraría y lo entiendo, ya que no es algo que se suele ver. Pero lo que me echaba más para atrás eran posibles grupos de chicos que se pusieran a insultarme, seguramente los mismos que se dedican a acosar a las mujeres por la calle.

Con el tiempo fui empoderándome y, con la ayuda de varias amigas, aprendí a ir a la calle como me diera la gana y sin que me importara lo que piensen o digan los demás. También quise probar cosas que tradicionalmente se ha considerado que “son de chicas” para ver si me gustaba. Probé pintarme los ojos y las uñas y me encantó, y a día de hoy lo sigo haciendo. También lo probé con los labios, pero eso no me gustó, y no tiene nada que ver con si es algo de hombres o de mujeres. 

En cuanto a redes, empecé a compartir fotos en una cuenta privada donde solo me podía ver mi círculo más cercano. Más tarde fui abriéndome y, a día de hoy, comparto lo que quiero de forma pública en mis diferentes redes sociales. He recibido muchos comentarios negativos, insultándome, diciendo que me iría bien ir a la mili, que si soy un travolo, que si parezco una mujer (como si fuera algo malo)… Pero también recibo muchos mensajes de apoyo.

Me gusta poder compartir mi día a día porque es mi forma de liberación, de compartir con el resto lo guapo que me veo y me siento, vistiendo y maquillándome como quiero. Pero también me gusta saber que lo que comparto puede ayudar a otra gente. Me han llegado mensajes de chicos que, viendo mi perfil, han decidido hacer lo mismo, después de mucho tiempo con dudas por miedo al qué dirán.

Como decía, alguna vez he recibido burlas diciendo que parezco una mujer. Esto dice mucho del machismo que hay en nuestra sociedad. Parece, que cuando un hombre hace cosas que tradicionalmente se han relacionado con la mujer, es algo ridículo, mientras que en la situación inversa es incluso respetable. Necesitamos revisar todo esto, empezando por la educación.

Por esto quiero dirigirme a los miembros de Castilla y León, ya que soy de Castilla y León y son mis representantes en dicha cámara, para que desde los colegios se fomente una educación libre de estereotipos de género, desde infantil hasta bachillerato, para que niños, niñas y adolescentes puedan crecer siendo ellos y ellas mismas.

Si cuando era niño hubiese tenido referentes, o si mis padres y mis profesores me hubiesen dicho que ser un niño no me impide ni me obliga a vestirme de una forma, y si les hubiesen inculcado los mismos valores a mis compañeros de clase, seguramente habría empezado a vestir como yo quiero mucho antes. Del mismo modo que antes era raro que una mujer llevara pantalón, estoy seguro de que con los años normalizaremos ver a niños y hombres con falda.