Gracias en primer lugar por darme la oportunidad de dar mi opinión sobre las reclamaciones laborales que están formulando los y las socorristas de las playas de Gipuzkoa. Tuve el pasado viernes ocasión de reunirne con la representación sindical de este colectivo y tener conocimiento directo del problema. 

Los y las socorristas son asalariados de la Cruz Roja de Gipuzkoa, entidad que todos los ayuntamientos de la costa han contratado para prestar el servicio en sus respectivos arenales. Lo primero que se observa es que existe una cierta disparidad en la cuantía económica que cada ayuntamiento invierte en esta materia, lo que da lugar a márgenes más o menos estrechos dependiendo de cada municipio. Según nos cuenta el sindicato, algunos ayuntamientos aportan una cuantía que permitiría poder asalariar de forma más digna a esos y esas trabajadoras, y otros ayuntamientos sacan a concurso unos pliegos con márgenes más estrechos.  El resultado de esa diferencia es que la cruz roja viene a conformar una bolsa común con todos los contratos, desde la que paga por igual a todos los socorristas. 

Coincido con los sindicatos en que tanto la jornada laboral como los salarios están lejos de reunir unas condiciones dignas de trabajo.  Pero desde la Diputación, institución  que no tiene ninguna competencia al respecto, debemos ser cuidadosos y respetuosos con la gestión de otras instituciones y no caer en la tentación de hacer críticas fáciles cuando seguramente nuestra propia institución también incurre en contradicciones de esta índole. 

Lo que si creo que debiera hacerse es asegurar de forma transparente en los pliegos de los ayuntamientos unos salarios dignos para que los beneficios que reportan los contratos más generosos no terminen sacrificados por los contratos más rácanos.