Pregunta para Congreso de los diputados

Me llamo Dolores y he superado un Linfoma no Hodgkin con metástasis ósea: ¿Cuándo se van a destinar recursos para la investigación, diagnóstico y cura del cáncer?

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Hola,

Me llamo Dolores, tengo 53 años, y he superado un Linfoma no Hodgkin con metástasis ósea. Mi caso es uno de esos atípicos, difíciles de diagnosticar e incluso de tratar, pero cada día me cuestiono si no me hubiesen podido ahorrar tantísimo dolor. Acudí durante casi 9 meses a Urgencias en busca de un diagnóstico que no llegaba. ¿De veras no pueden evitarse este tipo de situaciones?

Soy de Figueras (Girona), y os voy a narrar primero de forma breve le trayectoria de mi caso. Tenía 49 años cuando, en octubre de 2016 me salió un quiste de Baker en la rodilla. Algo que no me sorprendió dado que yo siempre había padecido dolencias en las rodillas. Lo remediamos con una venda compresiva, pero en noviembre el quiste volvió a aparecer, y de nuevo en diciembre. Esta última vez el dolor era exagerado, al igual que la inflamación de la rodilla. Acudí a Urgencias el 30 de diciembre de 2016, y me diagnosticaron un hematoma óseo, para el cual reposo y un vendaje eran la única solución.

El dolor no remitía, por lo que visitaba el hospital de forma recurrente. Y así durante mucho tiempo…Me empezaron a pinchar distintos medicamentos de forma intercalada, los médicos no sabían determinar a qué especialidad dirigirme, los quistes empezaron a crecer en distintas partes de mi cuerpo… Nada era normal, pero lo cierto es que yo estaba tranquila y, al final, el dolor ya había empezado a formar parte de mí.

Cumplí 50 años y en una nueva visita a Urgencias, pasé la noche en el hospital esperando un nuevo diagnóstico de otro médico. Tras una noche esperando, me topé con un médico que no era al que esperaba y sus palabras fueron: “Váyase a casa, no sabemos dónde la vamos a derivar porque tiene la rodilla como un queso Gruyere”. ¿Cómo se reacciona ante eso?

Y así hasta que, por fin, en otra visita, un doctor confirmó que tenía metástasis ósea. Decidieron enviarme a Barcelona para hacerme un PET-TAC y analizar el alcance de la metástasis. Pero la metástasis ya había alcanzado el cráneo… Decidieron someterme a un tratamiento de quimioterapia que estaba funcionando favorablemente en 42 casos similares, a pesar de no saber a ciencia cierta a qué tipo de cáncer estaban enfrentándose. En diciembre de 2017 finalicé el tratamiento de quimioterapia y, afortunadamente, todo ha marchado bien desde entonces.

El cáncer que me diagnosticaron fue un Linfoma no Hodgkin con una ramificación metastásica. Para mí, enfermé el 30 de diciembre de 2016, para ellos, los médicos, enfermé el 30 de junio de 2017: la fecha en la que el “hematoma óseo” pasó a ser denominado “metástasis ósea”.

Por eso desde aquí me gustaría dirigirme a mis representantes políticos en el Congreso de los Diputados, para reivindicar, en primer lugar, que los médicos revisen concienzudamente sus diagnósticos cuando un paciente persiste en su dolencia. Pero, además, mi petición se alarga a otras cuestiones. Necesitamos que se destinen más recursos a la investigación contra el cáncer. Prevención, detección precoz, recursos e INVESTIGACIÓN son las claves de esta pandemia que nos acompaña desde hace tanto y que causa tantísimo dolor día tras día: ¿Cuándo se destinarán fondos suficientes para frenar esta enfermedad?

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