Hola, soy Elisa. La música es mi vida, mi pasión y mi oficio. Aunque nací en Zamora, desde hace ya unos años vivo en León, donde desarrollo mi trayectoria profesional. Precisamente León es una tierra en la que, entre otros problemas, no nacen demasiados niños y niñas como para poder hablar de un crecimiento vegetativo positivo. De hecho, en el año 2019 la provincia sumó 2.370 nacimientos frente a los 7.222 que vinieron al mundo el año en el que nací, en 1978.

Tras no conseguir quedarme embarazada de forma natural, intentándolo durante el año de rigor, la idea de recurrir a la reproducción asistida que ofrece la sanidad pública en la comunidad de Castilla y León me pareció la mejor opción. Por eso, mi pareja y yo nos inscribimos en diciembre de 2015 esperando la llamada, que llegó finalmente en marzo de 2017. La espera, más allá de generar inquietud y cansancio, supuso perder tiempo fértil, porque en aquel año yo ya tenía 37: cuantos más meses pasan, menos opciones hay de conseguir el embarazo. 

En Castilla y León, el Sacyl (el Servicio de Salud Autonómico) ofrece hasta cuatro intentos para hacer la inseminación artificial si la mujer tiene menos de 38 y no se tienen otros problemas que puedan afectar al proceso. Pero si esto falla, la única opción en la sanidad pública es apostar por la fecundación in vitro, pero fuera de León:

Los dos hospitales que ofrecen este servicio en la sanidad pública en toda Castilla y León están en Valladolid, lo que supone un perjuicio para las otras ocho provincias que componen la comunidad. Así, las pacientes de León, Zamora, Palencia y Burgos son atendidas en el Clínico Universitario, mientras que las del resto de provincias incluyendo Valladolid, Segovia, Ávila, Salamanca y Soria acuden al Rio Hortega.

Esto marca todo el proceso: Cuando te conviertes en paciente de ese hospital de Valladolid todo se hace allí: ¿Una ecografía que podría hacerte tu centro de salud o tu hospital, un análisis de hormonas sencillo? Da igual, te tienes que poner de viaje para hacerlo. Esto, desde León, supone levantarse a las 4:50 horas de la mañana para poder llegar a tiempo si tu control es a las ocho de la mañana, como suele ser frecuente. En una comunidad con nueve provincias relativamente grandes, no entiendo cómo no hay alternativa a tener que ir a Valladolid.

Por si esto generase poco estrés, a lo largo del proceso tienes que llamar cada mes al ‘teléfono de las reglas’, donde comunicas cada mes a un contestador automático que tampoco esta vez has logrado un embarazo en tu casa. Un trago muy amargo y frío que afrontamos sin que esté prevista una asistencia psicológica. 

Sigo sin entender cómo en una comunidad autónoma con un gran problema de natalidad hay tantas trabas para favorecerla. Por este motivo, me dirijo a los miembros de las Cortes de Castilla y León para que tengan en cuenta esta situación y trabajen para hacerla más llevadera. Les pido a nuestros representantes que se comprometan a cambiar esta situación para que las mujeres que afrontan este proceso no tengan que embarcarse en estos viajes agotadores, de forma que los procesos más sencillos, como son ecografías y demás pruebas médicas, puedan hacerlas en su centro de salud o en su hospital. De hecho, aprovecho para pedir que se reformule la distribución de los dos hospitales en los que se lleva a cabo este proceso, favoreciendo su descentralización y que las personas que tengan que viajar de madrugada lo hagan al hospital más próximo posible: viajar de León a Valladolid es relativamente cansado, pero imaginad lo que supone este desplazamiento a las mujeres que viven en El Bierzo, en Miranda de Ebro o en Soria: más kilómetros y madrugones aún más considerables.

Estoy segura de que afrontar esta situación, que sin duda habrá empeorado en los tiempos del Covid, se encuentra en los planes de los políticos, pero necesitamos soluciones cuanto antes: les instamos a que rubriquen sus compromisos en este asunto.

A todos los demás os agradezco mucho el apoyo a este tema, pidiendo que lo difundáis por todas vuestras redes. Juntos lo conseguiremos. Muchas gracias a todos.

Súmate a esta iniciativa ¡todos ganamos!