Me llamo Elisabeth y he superado un cáncer de mama hormonal.

En 2018, a los 49 años, empecé con los primeros síntomas de la menopausia. Autoexplorándome, algo que había empezado a hacer años antes, notaba mis pechos inflamados y con algunos bultos, pero en un principio no lo consideré preocupante.

En marzo de 2019, al ver que los bultos no desaparecían, decidí visitar a mi médico de cabecera. Pasadas tres semanas me realizaron una mamografía en la que vieron algo sospechoso, por lo que me derivaron al hospital. Aquí, además de repetirme la prueba, me hicieron una ecografía y una biopsia.

Dos semanas más tarde recibí una llamada para que visitase al cirujano. Ya en su consulta, el doctor me confirmó que tenía células malignas y que tendrían que realizarme algunas pruebas más. Cuando me hicieron el TAC vieron que tenía los ganglios inflamados; y aunque en un principio pensaron que podía deberse a la biopsia, al poco tiempo me dijeron que tenía metástasis, por lo que había que operarme de inmediato.

La cirugía consistió en una mastectomía unilateral del pecho derecho y en la extirpación de siete ganglios. A continuación me administraron quimioterapia durante seis meses y, por último radioterapia. Ahora estoy siguiendo el tratamiento hormonal de los cinco años.

Aunque recibí mucho apoyo por parte de mi familia y de una asociación de mi comunidad, este proceso, que además coincidió con el inicio de la pandemia, me generó una ansiedad que desembocó en depresión. Además, me ha dejado múltiples secuelas que me impiden llevar la vida a la que estaba acostumbrada.

Por otra parte, he sentido muy poco respaldo laboral, pues aunque mi empresa se portó muy bien conmigo, creo que desde la Seguridad Social deberían asegurarse de que estamos preparados para volver a trabajar

Por ello, con esta iniciativa pido al Parlament de Catalunya que destine más recursos a la investigación del cáncer y al apoyo psicológico y laboral de las personas que atravesamos esta enfermedad.