Pregunta para Parlamento de Catalunya
En 3º de Primaria volvía magullado y humillado a casa y nadie en el centro escolar hizo nada, ¿por qué los políticos no aplican medidas contra el bullying en los centros educativos y dan herramientas al profesorado?
Soy Eloi Blanco y vivo en Barcelona. Sufrí bullying durante los años de Educación Primaria, de los 6 a los 12 años. Fue a partir de 2º de Primaria cuando todo empezó a complicarse. Yo era un niño tímido y callado, me gustaba mucho la lectura y no jugaba al fútbol, no era enérgico. Tenía un par de amigos y con eso me bastaba.Llegó un punto en el que varios compañeros de clase empezaron a meterse conmigo. Aprovechándose de mi timidez o por cualquier otra razón que desconozco, empezaron este acoso que puedo denominar como ‘suave’ en comparación con lo que vendría después.
En 3º de Primaria apareció un chaval que era una persona muy destructiva, después supe que venía de un entorno muy complicado. Muchos de los chicos de clase se sumaron a sus ataques contra mí, él la pilló conmigo y ahí empezó mi etapa más complicada. Prácticamente cada día volvía magullado y dañado física y emocionalmente.
Pasaron 6 meses y no sé lo que pasó pero se enemistaron dos grupos de chicas y competían por ver cómo me podían hacer más daño. A partir de ese momento y durante tres años, fue la catástrofe: palizas, insultos, vejación, me escondían la mochila, me tiraban los libros por la ventana, etcétera. Me decían: “Eloi es pobre, Eloi nunca tiene nada”. Era una tortura psicológica tremenda, porque nada de lo que decían era cierto.
Uno de los episodios más difíciles fue cuando me hicieron el vacío. Había etapas, que podían durar desde unas pocas semanas a incluso mes/mes y medio en las que nadie me hablaba, era invisible. Aquello me destruyó mental y emocionalmente, al sentir que no era nadie. Me dejaron fuera del juego. Era de un nivel enfermizo.
Durante los años de acoso, hubo parte del profesorado que síque intentaron solucionar las cosas, pero no tenían las herramientas necesarias para llevar correctamente esa situación. El que fuera profesor de Educación Física y posteriormente director, pensaba que si yo estaba en todos los follones era porque yo había hecho algo y se dedicaba a sabotear los esfuerzos del resto del profesorado.
En 6º de Primara comenzaron las palabras del, ya por entonces director, empezaron a ganar peso. Me empezaron a dar ataques de ira y de rabia. Había pasado de no reaccionar a ser violento. Cuando me llamaban ‘gordo’ o ‘gorilla’. De pequeño era muy grande y mi agresividad, al pesar 10 kilos más que los compañeros que me acosaban, era algo peligroso. El director me culpaba a mí aunque ellos me provocaran. Me insultaban, había una pelea y solo me castigaban a mí, mientras ellos, por el hecho de salir peor parados, se libraban de cualquier castigo o regañina. Se olvidaron de los otros cinco años en los que yo había sufrido acoso y no me defendí.
Tomé la decisión de marcharme del centro porque no lo soportaba. Mis padres me apoyaron y yo al principio tenía miedo por si fuera podía encontrarme con algo peor. Finalmente decidí que tenía que salir de allí. Mis padres me lo ocultaron durante años, pero cuando me fui, el director escribió una carta de no recomendación y la envió a los diversos centros en los que sabía que mis padres habían solicitado plaza para mí. En esta carta decía que yo era un niño agresivo y peligroso. Por suerte, otros profesores del centro del que salí, hicieron otra carta diciendo que eso era una tontería y que yo lo único que intentaba era salir de allí para poder avanzar emocionalmente.
Pude cambiar de colegio y avanzar pero con muchas secuelas detrás, no tenía herramientas para socializar. Me llevé una mochila conmigo. Yo me sentía mal pensando que yo era el culpable. A esa edad no tenemos herramientas emocionales para comprender lo que estaba sucediendo. Llegué a pensar que me merecía lo que me estaba pasando.
Durante muchos años seguí siendo ese niño que había sufrido bullying fuera dónde fuera porque no sabía ser otra cosa. Hasta que no vas a un psicólogo no comprendes bien el alcance que tiene el acoso escolar. Porque habían pasado 10 años desde que había sufrido las agresiones, pero las heridas se mostraban en mi personalidad. Hasta que no lo solucionas no hay manera de salir adelante, la mochila te acompaña.
Por todo esto, pido a los políticos del Parlamento de Catalunya, que tomen medidas en los centros educativos para frenar la lacra del bullying y que den herramientas al profesorado para poder ayudar adecuadamente a las víctimas que lo padecen.