Pregunta para Parlamento de Catalunya

¿Por qué desde las escuelas no se conciencia más sobre la importancia de la alimentación y la salud menstrual, tanto a alumnas y alumnos como a padres y madres?

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Me llamo Estela, soy de Alicante pero vivo en Barcelona desde hace años. Soy farmacéutica, bioquímica y especialista en bioquímica clínica, vía FIR (farmacéutico interno residente). No trabajo directamente en este tema, pero estoy muy concienciada sobre la salud hormonal y, siempre que puedo, intento ayudar a mujeres a regular sus ciclos, bien directamente o mediante divulgación, ya que creo que hay mucha desinformación al respecto.

Soy farmacéutica, creo en el efecto farmacológico y en el uso “racional” del medicamento. Sin embargo, no estoy nada a favor de que se receten fármacos con tanta facilidad y sin profundizar en el caso de cada paciente de una forma multidisciplinar. Nos encontramos con muchas chicas jóvenes con reglas irregulares, dolores menstruales y todo el abanico que abarca el síndrome premenstrual, y en la mayoría de ellas el tratamiento más extendido son las pastillas anticonceptivas.

¿En qué se traduce todo ello en el tiempo? En mujeres que, después de haber tomado las anticonceptivas durante años, deciden dejarlas para buscar un embarazo. Aquí, en muchos casos, comienzan las complicaciones. Al enmascarar el problema que tenían en la adolescencia, se vuelven a encontrar en el mismo punto de partida y hay que volver a empezar a resolver el problema inicial.

En el momento, las pastillas hacen que nos encontremos mejor, desaparecen los dolores menstruales, se va el acné, los periodos milagrosamente se vuelven más regulares… y todo esto siguiendo con los hábitos de siempre. Parece un método genial. Cuando se abandona el tratamiento, nos encontramos de nuevo con el problema, seguramente más grande que en la adolescencia, ya que el cuerpo funciona diferente y los malos hábitos son más difíciles de cambiar. 

Yo abogo por una regulación del ciclo hormonal de forma natural. Esto implica una reeducación de la alimentación, hábitos del sueño, ejercicio físico… y, en caso necesario una suplementación o tratamiento adecuado, eso sí, durante un corto período de tiempo.

Conozco casos de niñas y adolescentes que tienen dolores menstruales muy fuertes, a veces incapacitantes, y a la vez tienen malos hábitos alimenticios. Creo que la sociedad no es lo suficientemente consciente de cómo la forma de alimentarnos afecta a nuestra salud en general y, en este caso, a la salud hormonal.

Ante esto, quiero dirigirme a los miembros del Parlament de Catalunya, ya que vivo en Catalunya y son mis representantes en dicha cámara, para que se fomente la educación menstrual desde los colegios y se conciencie sobre la importancia de los hábitos alimenticios y buenos hábitos en general desde la infancia. Esta educación debería ser tanto para alumnas y alumnos como para padres y madres.

Si los padres y madres transmiten unos buenos hábitos en cuanto a alimentación, higiene del sueño e importancia del ejercicio físico a sus hijas, y estas también reciben una formación, se podrán prevenir muchas complicaciones en su ciclo hormonal en el futuro, como infertilidad, abortos de repetición o enfermedades del aparato reproductor.

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