Tenía unos 10 años la primera vez que fui acosada. ¿Se están dando suficientes herramientas para prevenir y actuar ante el acoso sexual y el exhibicionismo?
Me llamo Ester y soy de San Juan de Alicante. Hace unas semanas alguien compartió en Twitter su experiencia viendo a un hombre masturbándose en medio de la calle. A partir de ahí recordé la primera de muchas veces (por desgracia) que he vivido situaciones de exhibicionismo y también de acoso sexual.
Estaba con unas amigas en el río Seco cuando vimos desde lejos a un hombre que salía del coche. Se bajó los pantalones y pensábamos que iría a orinar, pero entonces empezó a tocarse. Había otro grupo de niños viéndolo, y todos nos empezamos a reír. La verdad es que las niñas no teníamos ni idea de lo que estaba haciendo realmente, solo teníamos 10 años. Cuando volvimos a casa, se lo contamos a los adultos, pero no dijeron nada al respecto.
No recuerdo aquella situación como una experiencia traumática, ya que además estaba con amigas y lo vimos desde lejos. Pero sí que con el tiempo, a medida que me hice adulta y que me encontré con otras situaciones parecidas de exhibicionismo, me di cuenta de lo grave que fue que un hombre hiciera eso delante de niñas de 11 años.
Más o menos esa edad tuve otra experiencia que en ese caso sí me asustó. Estaba yendo por la calle caminando sola cuando un hombre se puso a mi lado a hablarme. Estuvo todo el camino acompañándome y dándome la brasa. Llegó incluso a meterse en el portal y, para despedirnos, me dijo: “¿Me das un besito?”. Le pegué un empujón y le eché del portal. A diferencia de la primera anécdota, ahí sí sentí miedo, ya que era consciente de que estaba siendo acosada y del riesgo que había.
No conozco a ninguna mujer que no haya sido acosada sexualmente, ya sea en mayor o menor grado, teniendo las primeras experiencias en la adolescencia o incluso en la infancia. Tengamos la edad que tengamos, vamos por la calle con miedo, ya que sabemos que nos pueden pasar cosas peores que un acoso, y no es justo.
Sé que es algo muy difícil de cambiar, pero si desde la infancia podemos educar desde el respeto para evitar que se den situaciones de acoso, así como concienciar a los familiares para prevenir a sus hijos y apoyar y dar las herramientas a sus hijas, quizá con el tiempo las niñas, mujeres y adolescentes podamos ir más tranquilas por la calle.