Hola. Me llamo Evelin, tengo 30 años y convivo con depresión y estrés post traumático. 

Hace unos años comencé mi tratamiento con el psicólogo y psiquiatra tomando lexatin, antidepresivo. Ellos fueron quienes me diagnosticaron mis patologías. 

En mi casa la que peor sintomatología tiene soy yo. Esta situación ha ocurrido siempre, pero yo he tardado en reconocer traumas –tras unos sucesos- unos 3 años, durante el tratamiento. 

Yo empecé a darme cuenta de que algo no iba bien cuando empecé a estar siempre cansada, no tenía ganas de nada, lloraba mucho, sentía pesadez en el pecho, dolor de cabeza, pesadillas con el suceso traumático, etc. Esto fue lo que me hizo dar un paso y tratarme con un profesional. 

Ahora me siento algo mejor que antes. Me obligo a hacer cosas, algo tan rutinario como ir a trabajar, interactuar con los demás, etc, todo eso cuesta mucho debido a los sucesos del pasado, pero, aun así, me esfuerzo y lucho, cosa que antes no hacía. 

A pesar de eso, los pensamientos autodestructivos siguen ahí. Supongo que tengo que convivir con ello. La sociedad no me entiende y sufro intentado explicar cosas. No quiero a la sociedad conmigo, aunque lo hago por obligación o supervivencia, mejor dicho. Por ejemplo, no controlo cuando alguien habla de violencia sexual. Yo intento explicar todo por las buenas, pero esta sociedad está apestada con comentarios violentos. Y más cuando se trata de “algo que algunas personas normalizan”, como es ver pornografía violenta. Así que cuando ocurre esto, entro en discusión, me aparto y lloro. 

Las personas que estamos pasando por alguna afección en relación a la salud mental, no soportamos bajo ningún concepto las burlas, la violencia, el poco tacto a la hora de tratar a alguien sensible, etc. Pero, por otro lado, quiero que todo el mundo sepa que, aunque sea sensible, no quiero que nadie me aparte, siempre me desplazan por motivos similares y me veo sola. Supuestamente estamos en una sociedad donde todos podemos encajar, pero eso no lo veo, al menos en mi entorno. 

Por todo lo plasmado, lanzo la siguiente petición al Congreso de los Diputados para que haya más visibilidad e investigación para todas las afecciones relaciones con la salud mental. 

Yo tengo un hijo y me gustaría que la educación en valores vaya desde pequeños. ¿Por qué es tan importante? Porque cuando somos adultos, hay muy pocas personas dispuestas a entender nuevos patrones y ser muy cuidados a la hora de tratar con la gente. Por eso necesitamos que la sociedad aprenda a respetar desde bien pequeños. 

Por último, creo que habría que dar una vuelta al sistema sanitario y laboral. A la hora de la verdad, la vida está muy difícil. Nos encontramos que en salud mental hay muchísimo que trabajar y, lo peor, es que al no ser todos iguales –por desgracia-, hay personas que tienen un acceso a estos servicios más rápidos que otros. Además de esto, hay que compatibilizar el trabajo con la vida personal y la responsabilidad de cuidar a tus hijos –quien los tenga-. ¡Pongamos todos los problemas encima de la mesa y comencemos a darles soluciones para progresar como sociedad!