Primero eliminar los obstáculos a la creación de riqueza por parte de autonómos y Pymes. Esto supondría aligerar sustancialmente el coste de emprender, tanto a nivel de cuotas como en relación a la parte burocrática-administrativa. No es aceptable que se pongan tantas trabas a este sector de la población que en gran medida es quien -junto a los trabajadores- crea la mayor parte de la riqueza del país.

Segundo, potenciar la  excelencia y el I+D, conectando de verdad las Universidades con el mundo empresarial. Si somos capaces de hacer esto bien, las sinergias que pueden derivarse de ello tendrían efectos muy beneficiosos para nuestra dañada economía.

Tercero, invertir en Educación. Sin duda este el pilar de las sociedades civilizadas y avanzadas. Pero en una Educación adogmática y capaz de formar a ciudadanos libres y decididos a invertir en el progreso de si mismos y en el de la sociedad/humanidad.