Todas las personas que están implicadas en un proceso legal de un caso de agresión sexual tienen que estar entregadas a no revictimizar a la persona que ha sufrido la violencia sexual
La violencia machista es cualquier agresión sexual, no solo la violación, que es terrible. Que te digan algo por la calle o te toquen una parte del cuerpo sin que tú hayas querido son agresiones sexuales y hay que dejarlo claro. Por eso tenemos que hacer campañas en las que se vean estos otros tipos de violencia hacia la mujer. Por ejemplo, la violencia económica o la violencia psicológica -un tipo violencia terrible porque no deja marcas físicas pero sí psicológicas muy muy difíciles de curar-.
Por lo tanto, primero nos hace falta educación, también en las comisarías y en los juzgados. Me dicen que en las comisarías cada vez hay más sensibilidad, estoy segura de que todavía hay comisarías en las que no la hay pero sí que hay comisarías en las que hay esa sensibilidad. Es importante que todas las personas que están implicadas en un proceso legal de un caso de agresión sexual tienen que estar entregadas y alerta para no hacerle revivir a la victima una serie de daños, es decir, para no revictimizar a la persona que ha sufrido la violencia sexual. Esto me dicen que se está haciendo. No sé si ha llegado a todas las comisarías y si todas las personas de la comisaría son permeables a esta educación, pero se está haciendo.
Desde el punto de vista de la educación hay que hacer campañas. Y en este sentido, he conseguido que se apruebe en el Parlament que la Generalitat haga campaña para que la gente entienda que la violencia machista no es solo una bofetada, una paliza… Si no que la violencia machista es también cualquier agresión sexual.
Partekatu
Me llamo Laura, soy de cerca de Barcelona y tengo 20 años. Hace tan solo tres, cuando tenía 17 años, estaba volviendo a casa caminando sola. Eran alrededor de las 20 h. Cuando me quedaban pocos minutos para llegar a casa, un coche se paró a pocos metros de mí en un paso de cebra.
Ya en ese momento me dio mala espina, así que decidí pasar por detrás suyo. Mientras estaba pasando, la persona de dentro del coche me llamó. Era un chico joven que me preguntaba cómo llegar a Barcelona. Cuando llevaba un minuto o dos dándole indicaciones, me di cuenta de que se estaba masturbando. Llevaba un jersey en el regazo, pero yo veía los movimientos que hacía y estaba claro lo que estaba haciendo.
Tan pronto como me di cuenta, mi cara debió de cambiar totalmente, ya que el chico lo vio en seguida. Debía de ver mi expresión de asco e indignación, e incluso de shock. Enseguida dijo “vale, gracias”, arrancó el coche y se fue. Yo estaba en shock, paralizada, no sabía qué decirle ni qué hacer, pero lo primero que se me ocurrió fue hacer una foto a su matrícula.
Cuando volví a casa, se lo conté todo a mi madre, llorando, y nos planteamos la posibilidad de denunciar, ya que en la foto se veía claramente su matrícula. Un familiar mío, que era policía, investigó a este chico y, al parecer, ya tenía muchos antecedentes, como peleas en discotecas.
Mi familiar me dijo que denunciar implicaría volver a ver la cara a aquel chico. No solo habría sido una situación muy incómoda e incluso aterradora (no me lo quiero imaginar con una víctima de violación), sino que además no recordaba su cara, seguramente por lo rápido y chocante que fue todo.
Finalmente decidí no denunciar, ya que veía que todo el proceso sería muy duro para mí, aparte de no saber si aquel chico podría llegar a ser más peligroso. A día de hoy, si me volviera a ocurrir algo parecido, lo haría sin dudarlo. Me sabe mal pensar en lo que debe de haber hecho aquel chico después, y que yo no le parara los pies. Quiero que todas perdamos el miedo y nos animemos a denunciar, pero está claro que para ello necesitamos que las autoridades nos den las herramientas y el apoyo necesario.
Por esto mujeres, niñas y adolescentes necesitamos que se tomen las medidas necesarias para que tengamos una garantía de protección y acompañamiento cuando queramos denunciar un acoso o abuso sexual.
Si todas nos vamos callando, no habrá nada ni nadie que detenga a un agresor, y seguirá actuando con total impunidad. Por eso creo que es importante que rompamos el silencio y que vayamos apoyándonos y defendiéndonos entre nosotras.
Batu zaitez Osoigora