Mi nombre es Guadalupe y tengo cáncer de mama. Todo comenzó porque cuando le dejé de dar el pecho a mi hija pequeña me salió un pequeño bulto en el pecho derecho. Al principio creía que era una mastitis o una acumulación de leche. 

A las dos semanas vi que el bulto crecía así que fui a mi doctora. Me mandaron dos semanas de antibióticos para ver si ese bulto se disolvía. Cuando llevaba una semana con los antibióticos volví a mi doctora y le dije que no me gustaba ese bulto que igual era mejor empezar el proceso para entrar en el circuito de mama del Hospital Virgen del Rocío. 

Me hicieron una ecografía y una mamografía y tras esas pruebas me realizaron una biopsia. Me detectaron un tumor de 5 centímetros. A la semana siguiente me hicieron una resonancia y vieron que al lado de ese tumor había otro de 1 centímetro.  

Me derivaron a oncología y en mayo empecé con las sesiones de quimioterapia. Me han dado 16 sesiones de las llamadas blancas y 4 sesiones de las rojas. Las sesiones me dejaron muy cansada, tenía muy mal cuerpo y solo quería dormir. Las sesiones rojas fueron muy duras, de hecho hubo una vez que mi pareja tuvo que llamar al 112 porque me quedé inconsciente, parecía que me había quedado en coma. La quimio me estaba haciendo tanto efecto que los bultos ya habían desaparecido y el tratamiento estaba haciendo más efecto de lo normal. 

El 26 de enero de este año me operaron. Me quitaron un trozo de pecho y se llevaron la sorpresa de que ya no había tumores dentro, pero me cortaron toda la zona “mala” del pecho. El ganglio centinela dio negativo y el pecho se me ha quedado un poco más pequeño del otro.  

Durante la quimio fui muy fuerte pero tras la operación empezaron los problemas emocionales. Ahora mismo me están dando sesiones de radioterapia y me están poniendo una inyección, que se llama trastuzumab, que es un refuerzo de la quimio. Se pone en los muslos cada veintiún días durante un año. 

Creo que es fundamental que se destinen más recursos a la investigación de nuevos tratamientos. Yo estoy muy agradecida porque me ha salvado la vida, pero aún queda mucho por mejorar. Estos tratamientos tienen que ir mejorando y que los efectos secundarios vayan siendo cada vez menores. Además, cada tumor es diferente y cada persona reacciona de una forma al tratamiento por lo que estos tratamientos deberían casi ser “personalizados”.  

A día de hoy sigo tomando antidepresivos y pastillas para poder dormir, son efectos colaterales del tratamiento.  

Me gustaría que el Parlamento de Andalucía invierta más recursos económicos para la investigación de nuevos tratamientos oncológicos y para la mejora de los ya disponibles.