Pregunta para Parlamento de Galicia
Siempre hará falta más investigación, pero mientras tanto ¿cuándo se agilizará la detección precoz del cáncer?
Hola a todos,
El cáncer es esa enfermedad tan terrible y temida, a menudo demasiado lejana a no ser que lo hayan padecido tus allegados más cercanos. Hasta que de repente, te topas con ello de frente, sin esperarlo. Con tan solo 38 años el cáncer llega y se sienta a tu lado. Y te expone ante tus mayores miedos, te obliga a enfrentarte a una versión de ti aún desconocida.
Me llamo Guillermo, soy de Pontevedra y este ha sido mi caso. A finales de este verano me diagnosticaron un carcinoma epidermoide en la mucosa yugal y en el trígono retromolar (boca). Todo empezó en el mes de julio con un mordisco en el moflete. “Un mordisco más, de los que van a tardar en curarse”, pensé entonces. Pero pasaron las semanas y no solo no mejoraba, sino que tenía un aspecto horrible. Entonces acudí a mi dentista, para que observase la lesión de la boca y tras verla por foto porque “estaba muy ocupado” su respuesta fue: “Esto es un mordisco, te tengo que extraer la muela superior para que no te muerdas más”. Pero el aspecto desfavorable continuaba. Como trabajaba en un hospital se lo enseñé a mi jefe, quien ya vaticinaba que aquello no tenía buena pinta. Tras tomar antibióticos sin ningún resultado, acudí al Otorrinolaringólogo. Entonces lo vio. Aquello era “malo”, había que hacer una biopsia cuanto antes.
En cuanto estuvo el resultado se confirmaron sus peores sospechas. El diagnostico era carcinoma epidermoide. A partir ahí, debían hacer más pruebas para detectar cualquier afectación ganglionar o posible metástasis. Un TAC desveló que la lesión no iba más allá, pero dos días más tarde aseguraban que un TAC no era la mejor alternativa para observar lesiones en la boca, por lo que optaron por una resonancia. La resonancia desveló que tenía 2 ganglios linfáticos posiblemente infiltrados. El equipo médico optó entonces por vaciar toda la zona en la intervención; un vaciamiento ganglionar profiláctico y después sesiones de radioterapia, por prevención. Así lo hicieron.
¿Cómo afrontas una noticia así? El primer día en que recibí un posible diagnóstico oncológico me hundí. La incertidumbre y el miedo te inunda, pero una vez el diagnóstico se confirmó, me dije: “ya tengo un diagnóstico, no puedo flaquear, de aquí para arriba”. La fortaleza se apoderó de mí, en parte gracias a todos mis familiares y amigos, que me apoyaron sin mesura. Sin embargo, en algunos momentos he flaqueado, porque pensé que sería más sencillo de lo que realmente está siendo. El 23 de septiembre tuvo lugar la primera operación. 6 horas y media en las que extirparon todo aquello que pudieron de la boca y cuello. Vaciaron la zona; 69 ganglios linfáticos y todos resultaron ser negativos, lo cual era muy buena noticia.
El problema fue que cuando llegó el resultado de Anatomía Patológica descubrieron que había un pequeño borde profundo en la mucosa yugal que no habían limpiado bien. Son médicos, pero son personas, al fin y al cabo y no tienen rayos x en los ojos. Se guían por su intuición y en ocasiones esta puede fallar. Por lo que el 7 de octubre volví a pasar por quirófano. La intervención fue mucho más agresiva esta vez, muy dolorosa. Pasé tres semanas ingresado, la recuperación fue dura y tuve varios sangrados espontáneos.
Los efectos secundarios, la dificultad para comer, los contratiempos… Son aspectos que se suman a una realidad ya difícil de asimilar en sí misma. Pero tarde o temprano, acaba pasando. Este pasado sábado me dieron el alta, y ahora mismo estoy en casa y me encuentro bastante bien.
He tenido la primera consulta en radioterapia y me han explicado todo el proceso. Aunque los ganglios linfáticos estuviesen limpios y hayan extraído todo el tumor de la boca, recibiré un tratamiento de radioterapia muy agresivo por prevención. Soy muy joven y existen altas probabilidades de que haya recidivas, por lo que no quiere llevarse sorpresa y conviene quemarlo todo.
¿Por qué traslado mi historia aquí y ahora? Soy biólogo, me doctore en Genética molecular y humana y actualmente me dedico a la investigación biomédica. Si no hubiese sido porque trabajo en un entorno sanitario, en un hospital concretamente, mi diagnóstico se habría retrasado quizá uno o dos meses. ¿Cuándo es tarde para detectar un cáncer? Nunca se sabe, pero una detección a tiempo puede ser una pequeña gran victoria, y esa suerte no la corren todos los pacientes.
Soy consciente de la necesidad de seguir invirtiendo en investigación, también de lo costoso que es disponer de grupos de investigación activos. A pesar de los grandes esfuerzos que se hacen actualmente, el fallo muchas veces se encuentra en la burocracia de las citas médicas y el hecho de conseguir verte con el especialista. Desde aquí quiero reivindicar la necesidad de agilizar esos procesos y de tratar de adelantar siempre los posibles diagnósticos oncológicos.
Por otro lado, resaltar que, en los cánceres de boca, más que el médico de atención primaria desde ser el odontólogo el que de la voz de alarma y en mi caso este no solo no la dio, sino que además quiso hacer negocio con el tema. Si no hubiese trabajado en esto, cuando me hubiese querido dar cuenta habría sido demasiado tarde. ¿Es ético que cualquier paciente pueda verse envuelto en tal situación?
Y, por último, exponer una realidad a la que también nos enfrentamos muchos pacientes oncológicos. Tras la intervención y durante el proceso, no recibimos información nutricional ni de ejercicio físico, algo tan primordial como los propios tratamientos. ¿Cuándo se incluirá una guía nutricional y de entrenamiento en los procesos oncológicos?
Extiendo mi petición a mis representantes políticos del Parlamento gallego.
Muchas gracias