La Educación Pública madrileña, a pocas semanas de empezar el nuevo curso, está en una situación de Emergencia Educativa: se han reducido casi 5000 docentes y demás personal educativo y se han subido las ratios, provocando la masificación de centros y aulas, la pérdida de la calidad educativa y aumentando el riesgo de cara a la crisis sanitaria que aún estamos atravesando. 

La decepción por parte de los que formamos la comunidad educativa al saber que en el próximo curso no se mantendrán las ratios del curso pasado es grandísima. El nuevo curso empezará en principio con una distancia entre alumnos de 1,2 metros (era de metro y medio este año) y el compromiso de garantizar la mayor presencialidad posible, aunque por otro lado se da libertad a las comunidades para que puedan volver a los topes máximos. Estos son 25 alumnos por clase en Infantil y Primaria, 30 en Secundaria y 35 en Bachillerato. 

Al bajar las ratios se ha podido dar clase de manera mucho más efectiva y se ha podido por fin atender y escuchar las necesidades de cada alumno como se merece. Tener menos alumnos por clase es y ha sido siempre nuestra principal reivindicación. 

En Madrid nos encontramos con que la Comunidad de Madrid ha sentenciado la educación de cara al próximo curso. Aseguran que mantener las ratios de la pandemia será imposible, ya que habría que realizar una inversión enorme en las infraestructuras. Cuando hablamos de educación hablamos, junto con la sanidad, de lo que debería ser la prioridad de cualquier gobierno. Ahora más que nunca es necesario asegurar la plena presencialidad y garantizar una educación de calidad, algo que no se puede ofrecer con ratios enormes y falta de profesorado. Porque sí, faltan profesores y sobran alumnos por aula, esta es la realidad en Madrid. 

La CAM prometió que para el curso 2022/2023 bajaría las ratios, comenzando por infantil y continuando por primaria. Empezar bajándolas este curso sería una muy buena oportunidad para ver qué infraestructuras y qué medidas hacen falta de cara al curso siguiente, que sería en el que se implantaría por fin esta bajada de ratios.  

Es una vergüenza que no se invierta en educación como se debería, sobre todo en una crisis sanitaria como la que vivimos. Los alumnos menores de 12 años no tienen acceso a la vacunación y los de infantil no llevan mascarillas. Sin saber aún las posibles consecuencias de esto, mantener una aforo mínimo en las aulas es prioridad para la salud de todos. La bajada de ratio es algo que necesitamos, tanto el profesorado como los alumnos, y es positiva en cualquier sentido, es por eso que desde aquí exigimos a la Comunidad de Madrid que nos escuche, que recapacite y que baje las ratios antes de condenar el próximo curso.