Hoy me siento esperanzada. Hoy tengo la oportunidad de contar a mucha gente lo que significa no tener una buena salud mental y la importancia de que se atienda como cualquier otra enfermedad física.

Me llamo Iris, tengo 33 años, y a día de hoy llevo casi dos años con depresión severa. Diagnosticada, con seguimiento, tratada... sí, por el servicio de salud mental público.

¿Qué es la depresión severa? Bueno, todos podemos sufrir de tristeza, un mal día, una mala semana, estar de bajón. Pero cuando esto se hace largo, cuando tu mal día pasa a ser un mes, cuando sientes que no puedes seguir con tu día a día, cuando estás triste sin ponerle un por qué, cuando vas a trabajar pero no sientes motivación, o directamente no sientes motivación por nada por lo que antes sí sentías, cuando no puedes dormir o te despiertas dándole vueltas a algo o, a muchas cosas, y todo esto dura meses, entonces hablamos de que se tiene depresión. 

Cuando este estado, se vuelve parte de tu vida, vives en una especie de modo supervivencia cada día, estás muy cansada (escribo pensando en mí), tienes miedo a sentarte a trabajar, tienes miedo a interactuar con otras personas, no tienes ganas de hablar con nadie, te sientes inútil y llegas a tener síntomas físicos como un dolor de pecho aplastante, hormigueo en las manos y pies, mareos, dolores de cabeza, gastritis, sientes que te ahogas, no eres capaz de hacerte un simple desayuno... cuando tu vida se ve interrumpida por todo esto, se considera Depresión Severa. 

Y, en medio de todo este desastre una se pregunta "¿qué hago yo aquí aguantando esto?" Porque este estado continuo cansa. La mente y el cuerpo se cansan hasta tal punto, que crees que la única salida es suicidarse para dejar de sufrir. Y muchos de los que me estáis leyendo sé que, si estáis o lo habéis pasado, lo habréis pensado o incluso intentado, yo también.

La mayoría de nosotros, antes de llegar ahí, pedimos ayuda. Porque, aunque muchos otros piensan lo contrario, queremos estar bien y curarnos. Entonces, con todos tus síntomas de un ataque de ansiedad, te presentas en urgencias y el médico te dice que eso no es una urgencia. Que aprendas a respirar y ya se te pasará. Si tenías ganas de estamparte con el coche, el médico lo acaba de arreglar. Aguantas un día más, y consigues una cita con tu médico de familia. Entonces te dicen, "vale te solicito cita para el psiquiatra, esto será dentro de 3 meses, mientras te receto un ansiolítico pautado".

Entonces sientes que tú y tu depresión debéis aguantar 3 meses (muchos no lo consiguen) y, para cuando llega el día, el psiquiatra (no tengo queja del mío), se limita a ajustar y añadir, si procede, la medicación. Claro, él es médico, no psicólogo. Y, si no tienes visitas con un psicólogo o psicóloga privada, y en la siguiente visita (2 meses después) no has mejorado con la medicación, entonces te deriva a psicología (cita a uno o dos meses más vista).

Podría extenderme en todo lo que pasa entre medias, pero escribiría un libro. 

Lo que vengo a proponer, dado que por desgracia llevo mucho tiempo en esto y sigo luchando por curar mi mente, es que, lo ideal es que cuando un paciente llega a urgencias con un cuadro de ataque de ansiedad, pánico o simplemente ido, le vea un psiquiatra de urgencias e ingresarle, si es necesario, y tenga la posibilidad de citarle en psicología con un máximo de 1 semana vista. 

Por otro lado, dado que el sistema público de salud está muy escaso de profesionales de la salud mental y, lo que realmente necesitamos son psicólogos y psicólogas que nos ayuden con terapia, una solución que pongo sobre la mesa es la creación de un sistema de afiliación de psicólogos y psicólogas colegiados, que ejercen su actividad de forma privada, al sistema público, para poder atender a más pacientes. Crear una unidad de psicología en la que se adhieran psicólogos privados y obtengan una parte de su tarifa de sesión del sistema público, se les subvencione un porcentaje de su tarifa, como pasa con las guarderías privadas subvencionadas. 

De este modo, habría más psicólogos y psicólogas disponibles y habría más personas con posibilidad de acceso a una terapia privada. Creo que una medida así haría disminuir el número de suicidios al año que tenemos en nuestro país (más de 4000 al año, cifra muy superior a los fallecimientos por accidentes de tráfico). 

Si tú, que me estás leyendo, eres una persona que necesita ayuda, conoces o has conocido a alguien que la necesite o simplemente crees que esto es importante y urgente, apóyanos para que esto llegue a los que tienen en sus manos el poder político de cambiarlo y mejorarlo. Gracias!!