Hola,

Soy Isabel, tengo 23 años y vivo en Valencia. Hace tan solo unos meses me diagnosticaron, después de siete años con molestias, un Linfoma de Hodgkin con diversas afectaciones.

Todo comenzó cuando a los 16 años me tuvieron que realizar un cateterismo en el corazón por el síndrome de Wolf Parkinson White. Tras ello, me salió un bulto en la ingle. Lo cual, siempre asocie con dicha intervención. Tras numerosas patologías, acudí en diversas ocasiones a urgencias, pero al tratarse de sintomatología común, nunca saltaron las alarmas.

Así pues, tras aparecer otra anomalía en la axila y suponer que ya se trataba de algo grave, decidí ir al médico. Me mandó ibuprofeno ya que consideraba que podría deberse a un quiste por la depilación. A los dos meses tuve  cita en ecografía.Y, ahí vieron que tenía varios ganglios inflamados tanto en la ingle como en la axila. Además del bazo, que superaba su tamaño normal.

En ese momento saltaron las alarmas y decidieron derivarme a hematología. Me hicieron un PET TAC y ahí me diagnosticaron el Linfoma de estadio IV que padecía. Tras ello empecé mi tratamiento.

Al estar estudiando fuera de casa no se lo conté a mi familia hasta mi primera sesión de quimioterapia por no querer preocuparles. En estos meses he tenido su gran apoyo, sobre todo el de mi hermana, y también, el de mis buenos amigos. Pero hay algo que he echado en falta y quiero reivindicar.

Con 23 años me encuentro estudiando un máster en la Universidad Politécnica de Valencia. Dentro de lo complicada que puede ser mi situación ahora mismo y de que estoy recibiendo un tratamiento que la sociedad tiene conciencia que solo lo reciben personas mayores, quiero intentar continuar con mi vida y sobre todo con mi formación y estudios.

Me beneficia estar distraída, por lo que no pido que me aprueben. He pedido una dispensa  de todas mis asignaturas por el cáncer y la COVID. Con la cual, me tienen que hacer una evaluación alternativa, pero, parece ser que no existe ningún protocolo ni ayuda para este tipo de casos. Los profesores no me mandan el material ni me dan las alternativas adecuadas para llevar a cabo el curso y optimizar mi aprendizaje. Porqué me tengo que quedar atrás por que el profesorado no esté preparado para estas situaciones? No quiero que me aprueben por cortesía, ya que estoy en condiciones de emplear mi tiempo para el estudio, además al estar becada por el estado, sacar un 5  no es la solución. Hay jóvenes que padecen enfermedades de este tipo, mucho más de lo que pensamos. Y, el profesorado debería de dar una educación alternativa, no queremos ni necesitamos dejar nuestra vida de lado por completo.

Por eso me dirijo a los políticos de las Cortes de Valencia que son los que me representan para lanzarles esta pregunta: ¿Cuándo van a existir protocolos de educación alternativa en las universidades para jóvenes con cáncer? ¿A caso no hay casos suficientes para darle la importancia que se merece?