Me llamo Jana, resido en Madrid y soy bióloga; durante muchos años me dediqué a la investigación, lo abandoné y actualmente soy analista de laboratorio. 

Siempre me ha preocupado enormemente el medio ambiente, pero el verano pasado, el cual fue especialmente cálido, ya se notaba la ausencia de lluvia en muchos sitios de España y empezó a preocuparme más todavía. He tomado conciencia y creo que la implicación de cada uno cuenta. Considero que no estamos reaccionando a tiempo; hace años se escuchaba a la gente decir que no pasaba nada porque sus hijos no vivirían los efectos del cambio climático. Por poner un ejemplo, nos decían que en el año 2050 subiría el nivel del mar y parecía quedar mucho tiempo para ello o que ocurriría de repente, pero es algo progresivo y ya estos últimos años estamos notando los efectos del calentamiento global. Sustituir los combustibles fósiles por otros tipos de energía es necesario para revertir este impacto. 

Muchos recursos no se han gestionado adecuadamente y ahora están sobreexplotados, en especial el suelo y el agua. El ritmo de crecimiento en ciertos países ha sobrepasado con mucho la renovación o recuperación de los recursos. Las ciudades son cada vez menos verdes y aunque en zonas rurales quizá la gente esté más concienciada, el medio rural está despoblado, y la gente que vive allí o está jubilada o se dedica cada vez menos a trabajar el campo.

En lo que más me gustaría incidir es en el tema del plástico, aunque puede ser aplicable a todo, como la industria textil, por poner otro ejemplo. Hay muchos residuos que no se reciclan, el reciclaje también supone un gasto de energía y tal vez lo mejor sería usar menos para reciclar menos. Es una clara cuestión de reducir el consumo. La responsabilidad ciudadana está muy bien, pero no es suficiente; por mucha conciencia que se tenga, llegas cansadx a tu casa, y en lugar de acudir al mercado, acabas comprando en grandes superficies donde muchos productos frescos están plastificados. Lo más efectivo tal vez sería tasar el uso del plástico, implementar medios para que estos envases sean sustituidos por otros más sostenibles o prohibir su uso para ciertos fines. 

Es cierto que necesitamos más concienciación, pero tal vez lo más efectivo sean las PROHIBICIONES. En los 80, la capa de ozono estaba adelgazando por la acumulación de CFCs en la atmósfera, se prohibió mundialmente su uso y ahora se ha visto que la capa de ozono se ha recuperado. Mejorar el medio ambiente está en las manos de cada uno de nosotros y si lo hacemos, será beneficioso para todos.