Pregunta para Congreso de la República del Perú
¿Por qué el Estado no hace los esfuerzos suficientes para salvar a los niños con cáncer?
Mi nombre es Janet Correa. Mathías es mi hijito de 13 años de edad que padece de cáncer e hidrocefalia y que, a pesar de haber sido desahuciado, sigue luchando para encontrar la salvación. Puedes conocer más de su caso aquí.
Todo comenzó en enero de 2020. Mathías empezó a tener dolores de cabeza y durante 6 meses lo estuvimos llevando a emergencias, pero solo me decían que eran migrañas crónicas. Una enfermera amiga me dijo que no era común por tanto tiempo y decidimos llevarlo a un neurólogo, quien nos dijo que necesitaba hacerle una resonancia de cabeza. Allí descubrieron que tenía un tumor que comprometía la médula y el bulbo raquídeo.
Fue una noticia devastadora. Los mismos médicos estaban sorprendidos por lo que veían. Gracias a Dios, me encontré con un doctor que se hizo cargo del caso de mi Mathías e hizo que trajeran equipos y cirujanos especializados de otros lados, porque la operación de mi hijo conllevaba muchos riesgos, cómo quedarse parapléjico o vivir con un respirador mecánico toda su vida. Gracias a este doctor y lo que hizo fue que lograron hacerle la biopsia y adelgazar la médula, pero solo retiraron 25% del tumor que tenía. Seis días luego de la operación nos dieron los resultados: Mathías tenía un astrocitoma de grado 2, un cáncer muy agresivo en la médula. Además, le dictaron un tratamiento muy agresivo con 43 quimioterapias combinadas.
Este tratamiento empezó normal, pero luego de tres cursos de quimio, empezó a presentar terribles dolores de cabeza. Se desvaneció y tuvimos que llevarlo a emergencias. Allí le tomaron tomografías y resultó ser un sangrado interno producto de una hidrocefalia severa. Lo tenían que volver a intervenir con muy pocas esperanzas de sobrevivir, para colocarle una válvula ventriculoperitonial. Logró salir airoso, pero la recuperación fue muy complicada.
Dos semanas después, su enfermedad no daba tregua y tuvo otro desvanecimiento. Luego de muchos más exámenes se pudo que ver que el tumor se había extendido por la cabeza y a lo largo de la columna. Su tumor, que era de grado 2, se estaba comportando como un grado 4.
A partir de entonces le enviaron otro tipo de tratamiento, con 28 sesiones de radioterapia y 12 cursos de quimioterapia oral, con un pronóstico incierto. Así, la salud de mi Mathías se fue deteriorando: ya no podía comer bien y se le veía bastante desmejorado. Tuvieron que ponerle una sonda para que se pueda alimentar.
Para febrero de 2021, le hicieron más estudios y descubrieron que el tumor ahora era incluso más grueso que antes. Las quimioterapias ahora debían hacerse cada semana, pero el doctor nos dijo que no había forma de determinar si este cambio iba a funcionar. Así, desahuciaron a mi hijo y nos dijeron que solo teníamos que darle calidad de vida.
Sin embargo, con el pasar de los meses, Mathías se ha ido recuperando. Si bien todavía no tiene el peso necesario, está estable. Nosotros seguimos buscando una alternativa. Sabemos que en Perú no hay un avance en el estudio sobre cáncer infantil, y por eso buscamos ir al extranjero para buscar la esperanza que necesita mi hijo.
El de mi pequeño Mathías no es el único. Sé que hay muchas familias en el Perú que han sido desahuciadas por un sistema de salud que solo sabe darles la espalda a sus ciudadanos. Por eso hoy emprendo esta campaña, para que nuestras autoridades se puedan sensibilizar: ¿qué pasaría si fueran sus hijos?
Hoy pido tu ayuda ya que, si logramos llegar a los 300 apoyos, nuestros políticos tengan que respondernos en el portal de Osoigo Perú y escuchar nuestros reclamos. Los niños y niñas, el futuro de este país, no merecen el trato que el sistema de Salud les da. Para buscar un cambio, solo tienes que dar click en “Apoyar” y ayudarme a difundir esta campaña con tus contactos de WhatsApp y todas tus redes sociales. Mathías, yo y todas las familias que sufren con el cáncer infantil te estaremos agradecidas.
Politikarien erantzunak
2021 Uzt. 09 324 babes
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