Pregunta para Asamblea de Madrid
En España se producen 3.700 suicidios al año. ¿Cuándo se va a actuar con un plan de prevención contra el suicidio?
Soy Javier Martín, soy actor y fui presentador hace muchos años de un programa que fue muy popular: ‘Caiga Quién Caiga’. Ahora me dedico sobre todo al teatro y como activista en la lucha por la prevención contra el suicidio y la visibilidad de las enfermedades mentales. Yo tenía una vida feliz y un buen día tuve una crisis y me dio primero la parte maníaca y luego me afectó la parte depresiva de la bipolaridad. Me diagnosticaron un trastorno bipolar y quiero señalar que la parte maníaca para el entorno es muy duro porque estás incontrolado, pero en mi caso, la parte depresiva me llevó a la desesperación, a la angustia y casi termino quitándome la vida. Por milésimas de segundo decidí no hacerlo y a partir de ahí fue un proceso de años en los que con ayuda de profesionales, de medicación, de la familia y del entorno fui saliendo.
Sabía que si yo había conseguido salir de ahí, tenía que explicárselo a más gente y tratar de ayudar a personas que estuvieran en la misma situación para que vieran que también se puede superar. Me puse en contacto con la asociación ‘La Barandilla’, dimos una rueda de prensa, hablé de mi caso y lo puse en disposición de la sociedad para visibilizar el tema del suicidio. Estoy muy comprometido con la asociación ‘La Barandilla’, han creado el teléfono contra el suicidio y estamos organizando una manifestación el próximo 11 de septiembre en Madrid para pedir un plan de prevención contra el suicidio. Estamos tratando mucho el estigma que existe contra las enfermedades mentales. Protestamos porque los políticos no se comprometen en la prevención del suicidio y los medios de comunicación tampoco se hacen eco de esta necesidad informativa, es un tema tabú y se explica mal, hay tendencia al amarillismo.
Una persona con un diagnóstico mental no es solo una etiqueta, es muchas más cosas, es una persona que tiene capacidad de hacer muchas más cosas pero en ocasiones el estigma les impide avanzar, la sociedad te marca y no ve más allá del miedo. Los medios de comunicación solo relacionan los trastornos mentales con delitos y cosas graves y esa no es la realidad absoluta. Hay que diferenciar entre ser bipolar y estar diagnosticado con otras enfermedades. Muchas veces la gente hasta hace bromas diciendo: “Soy bipolar”. El poder de las palabras es tremendo. No es lo mismo decir maníaco-depresivo, que es como antes se llamaba al bipolar, que el trastorno esquizofrénico, que tiene un estigma tremendo e impide que los pacientes avancen. Cuando una persona diagnosticada con esquizofrenia acude a un trabajo tiene muchos problemas para que la contraten por toda la desinformación e ignorancia que hay al respecto.
Trabajamos con personas que tienen trastornos mentales y les doy clases de teatro en la asociación. Yo trabajo con estas personas y hacen cosas espectaculares, se suben al escenario sin ningún problema como cualquier otro u otra profesional. Tienen muchos miedos, dudas, por si se confunden o se quedan en blanco por su enfermedad y esto no es así, son miedos que podría tener cualquier actor o actriz.
El estigma hace que nos convirtamos solo en una etiqueta, incluso nuestro entorno nos trata con cierta pena y tenemos la capacidad de hacer cosas por nosotros y nosotras mismas más allá de la enfermedad. La enfermedad aparece en ciertos momentos de tu vida, pero el resto del tiempo estás en un estado normal y eres una persona con las mismas capacidades que cualquiera. Quiero reivindicar que debemos eliminar los estigmas que hay sobre las enfermedades mentales.
Con el tema de la pandemia ha habido un aumento considerable en el número de suicidios entre la población más joven, es la principal causa de muerte entre la juventud. Con el Covid-19 se ha agravado la situación porque hay gente que ha perdido su trabajo, ha perdido a familiares o se ha quedado aislada. Esto hace que hayan aumentado los problemas mentales y no hay recursos suficientes para ayudar a todas estas personas. Cuando no se trata la salud mental es imposible ser feliz, puedes tener cualquier otro problema físico y ser feliz, pero si tu salud mental no es buena, es imposible y también lo es para tu entorno. Cuando se produce un suicidio es una bomba de relojería porque aparece el sentimiento de culpabilidad. Cada persona que se quita la vida provoca que haya seis personas de su entorno que también se hallan en riesgo de suicidio. Reducir los suicidios también podría ayudar en la economía porque se producirían menos solicitudes de bajas laborales y menos inversión en medicamentos. Por cada euro que el Estado invierte en salud mental, no gasta dinero en la recuperación de estas personas.
Debemos impartir planes de educación en los colegios y aumentar los ratios de los psicólogos y psiquiatras en la sanidad pública. En España hay 6 psicólogos por cada 100.000 habitantes y en Europa se triplica este número. Todo el mundo sabe que cuando tienes necesidad de acudir a un especialista en salud mental tienes que hacerlo de manera privada porque por el camino público, es muy complicado de conseguir. En ocasiones incluso citan para dentro de seis meses. Muchas veces se firman proyectos pero se quedan sin presupuesto y no se hace nada. Tiene que haber un movimiento político para reducir los suicidios al máximo posible.
Por todo esto, quiero pedir a los políticos y políticas de la Asamblea de Madrid que se comprometan a luchar en la prevención contra el suicidio. En España hay 3.700 suicidios al año, 10-11 personas se quitan la vida cada día y por cada persona que se suicida hay 20 que lo intentan. Son cifras que triplican a las muertes en carretera y no se habla de esto, ni los políticos, ni los medios de comunicación. La sociedad tiene que saberlo y los planes de prevención podrían reducir en un 30% o un 40% los suicidios.