No queremos sociedad sin empleo, sino sociedad con trabajo digno
El ideal de empresa para el capitalismo actual es una empresa sin trabajadores y que precisamente por ello obtiene unos márgenes de beneficio mayores. (El correlato político es una democracia sin ciudadanos en la que la sumisión de la ciudadanía esté asegurada). A ese ideal responde el capitalismo financiero, el cual obtiene beneficios desorbitados mediante movimientos de capitales a golpe de "click". Y ese ideal -antiutópico desde el punto de vista de los trabajadores mismos- se proyecta sobre lo que se llama economía productiva, cuyo peso en la economía globalizada de hoy se ha reducido considerablemente. Y esa misma economía productiva funciona depreciando el trabajo, es decir, bajando salarios, reduciendo puestos de trabajo, precarizando condiciones laborales y, si es necesario y puede, deslocalizando la producción para llevarla a países con menos exigencias legales en relación al trabajo y donde los derechos sociales se hallan bajo mínimos. Así, las condiciones de trabajo se hacen indignas y el trabajo ni si quiera puede considerarse "trabajo decente".
Teniendo en cuenta todo ello, no es deseable una sociedad sin empleo, pues condenaría a la explotación o a la marginación a millones de personas, a la más amplia mayoría. Y eso no es sólo un problema grave desde punto de vista social y económico (se hundiría el consumo), sino que es también una gravísima cuestión psicológica y cultural. En nuestras sociedades la construcción de las identidades individuales cuentan para ello tamnbién con el factor trabajo, es decir, con la profesión o quehacer laboral como elemento de identificación y de construcción de la narrativa biográfica.
Hace años se llegó a pensar que dejábamos atrás la "sociedad de trabajo", sobre todo por una tecnificación que aliviaría el trabajo como carga. Desgraciadamente, el desarrollo tecnológico descarga trabajo, pero está teniendo lugar en detrimento de trabajadoras y trabajadores y de sus derechos.
El objetivo, y más partiendo de escandalosos índices de paro, no es una sociedas sin empleo, sino una sociedad de trabajo digno y para todas y todos. Eso mismo exige llevar la redistribución al trabajo como bien escaso, lo cual puede plantearse sin merma de la productividad como condición necesaria para una economía bien orientada.
Partekatu
Batu zaitez Osoigora