Pregunta para Parlamento de Canarias
¿Está nuestra mente preparada para el cáncer? ¿Y el sistema sanitario?
Hola, me llamo Judith y tengo 27 años.
El 1 de octubre fui operada de un carcinoma papilar de tiroides.
Ese que todo el mundo conoce como “el Cáncer bueno”. Tengo que decir que cuando me lo detectaron no me lo tomé tan mal. Quizás porque ya tenía mucha información sobre el tema, quizás porque ya me lo esperaba.
No sé por qué, pero algo me decía que alguno de esos nódulos que me habían detectado unos meses antes no era bueno. Puede ser porque unos meses antes de comenzar con la detección de nódulos ya me habían diagnosticado una enfermedad autoinmune llamada Tiroiditis de hashimoto. Y con todo eso, mi mente ya se había preparado para cualquier mala noticia.
Tras el diagnóstico de esta enfermedad de nombre tan raro, me puse a investigar por mi cuenta. Libros, artículos, información sobre la alimentación, sobre todo lo que encontraba relacionado con la enfermedad. La situación era complicada porque en España no es tan conocida y en Canarias aún menos.
No soy médico, pero me interesaba muchísimo tener toda la información posible al respecto.
Llevaba un año sin una buena calidad de vida y lo estaba pasando muy mal. Entonces, de la noche a la mañana y de manera radical, decidí cambiar mi estilo de vida. Cambiar la forma de comer, la forma en que organizaba mi tiempo, mis aficiones,... todo esto en pleno confinamiento por la COVID19. Casi simultáneamente, decidí crear una cuenta de instagram llamada “Diario de hashimoto”, como forma de desahogo personal y , sobre todo, con la intención de poder ayudar a otras personas que pasaran por la misma situación que yo.
Cuatro meses más tarde y tras haberme sometido a varias punciones que no eran definitorias, me lo comunicaron. Definitivamente no era bueno (se confirmaban mis presentimientos).
Tengo que decir, que muchas personas, incluidos los doctores y doctoras y especialistas me animaban diciendo que todo iba a salir muy bien, que iba a mejorar tras la operación. Al fin y al cabo se trataba del “Cáncer bueno”.
Estas palabras hicieron que apareciera mucha seguridad en mí misma para convivir con el diagnóstico hasta el día de la operación.
Lo que nadie cuenta, es el postoperatorio.
Quizás mis fuentes no fueron las adecuadas o quizás esa positividad que intentaban contagiarme fuera equivocada pero, después de haberlo pasado y tras sentirme un poco “engañada”, puedo decir que no es tan bonito como me lo habían pintado. He pasado miedo, muchos nervios y, si tengo que sincerarme, reconozco que lo he pasado muy mal.
Tal vez tenía que hacerme a la idea de que mi vida cambiaría definitivamente y que tenía que convivir con ello lo mejor que pudiese. He echado de menos algún tipo de ayuda profesional o apoyo psicológico durante el proceso. La he tenido que buscar por mi cuenta. En el hospital se han ocupado del daño físico pero descuidan el emocional.
Cuesta hacerse a la idea de que te han quitado un órgano que es necesario en tu cuerpo y que controla el metabolismo y todas las hormonas en el organismo.
Durante todo el proceso he sentido como si fuera un sueño y como si nada hubiese pasado dentro de mí, a pesar, de los miles de síntomas que he experimentado hasta ahora.
Y es que aunque intenten blanquear y suavizar a este tipo de cáncer, el Cáncer siempre es Cáncer
Hay que asimilar que tu vida sí que cambia (de una manera u otra) pero lo hace. Y solo tú tienes el poder de decidir cómo continuar después de tantos cambios.
Quizás mi experiencia y mi testimonio es algo pesimista pero, si que me gustaría que aquellas personas que tienen opción de cambiar las cosas hicieran algo. Los diagnósticos precoces son fundamentales. La sanidad debería actuar al respecto y los pacientes insistir. No conformarse con un diagnostico impreciso. Si tienen problemas de tiroides es importante que sé hagan revisiones y analíticas específicas a menudo. Es necesaria más investigación sobre este tipo de patologías como la mía, más allá del cáncer.
Las enfermedades autoinmunes son las grandes desconocidas y son causantes de otros muchos problemas de salud. Muchas veces no lo sabemos porque falta mucha investigación al respecto. Faltan especialistas.
Considero que los trastornos en tiroides no son tomados en serio. Muchos médicos pautan un tratamiento sin saber realmente si esta está cubriendo tus necesidades, o aliviando tus síntomas.
Por último, creo necesario un apoyo psicológico para pacientes con enfermedad de hashimoto y otras patologías relacionadas con la tiroides.
Mi relación con el cáncer no ha terminado. Me queda la última parte en la que tendré que recibir un tratamiento de yodo radiactivo que terminará de limpiar mi organismo de posibles células cancerígenas. Espero que el resto del camino tenga menos piedras. Espero, la próxima vez que me pregunten por mi experiencia, poder contarles que estoy curada del todo y que se puede recuperar una buena calidad de vida.