Pregunta para Congreso de los diputados
Solo el 1,5% de las personas que solicitaron el Ingreso Mínimo Vital lo han recibido: ¿Cuándo solucionará el Gobierno los problemas burocráticos?
“Cuando se aprobó el Ingreso Mínimo Vital (IMV) parecía que, por primera vez en muchos meses, la vida me sonreía. Soy una madre soltera de 43 años, con un hijo dependiente pero, según dicen, "no lo suficiente" como para cobrar prestaciones de dependencia. Contratada por 20 horas en hostelería, trabajaba 40. Sin embargo, con la crisis y la caída del turismo me echaron a la calle enseguida. Te aseguro que más de medio año sin ingresos y sin ahorros se hacen muy duros. Mi padre trata buenamente de echarnos una mano pero, por mucho que la estiremos, su pensión no nos llega para los 3. Lamentablemente, hoy, 19 de noviembre, soy consciente de que el IMV de momento solo es un espejismo que está muy lejos de ese oasis que nos vendieron”.
Soy Julen Bollain, economista e investigador en renta básica, y por desgracia, la historia de Sonia es mucho más común de lo que podemos pensar. En España, 12 millones de personas se encuentran en riesgo de pobreza, según un informe elaborado por el Banco de España en marzo de 2020. Tras la pandemia, la cifra ha podido crecer. Con la intención de paliar la pobreza presente en 850.000 millones de hogares, el Gobierno de Coalición elaboró el Ingreso Mínimo Vital que se presentó como un éxito social.
Las expectativas que se crearon con el IMV fueron enormes: “protegerá a millones de hogares”, “permitirá no dejar a nadie atrás”, “un día histórico”, “sacará de la pobreza extrema a más de un millón de personas”… Pero existe un gran problema con las expectativas creadas cuando éstas están muy infladas y se dan de bruces con la realidad. Y esto es, en parte, lo que ha ocurrido con el IMV. Demasiada comunicación política para un derecho con demasiados agujeros.
Al principio la música sonaba relativamente bien. Incluso quienes somos partidarios de la renta básica incondicional entendíamos que el IMV podía ser una herramienta para proteger a gran parte de la ciudadanía que peor lo estaba pasando. Sin embargo, los recortes en el IMV llegaron antes de que éste viera la luz. “Alguien” dijo: “tenéis 3.000 millones de euros para gastar. Arreglároslas”. Y se las arreglaron, sí. Pero a costa de millones de personas a quienes se les negó el acceso al IMV y de otras cientos de miles que, como Sonia, han vivido en primera persona el laberinto burocrático y la interminable espera (con todo lo que ello supone).
La cuantía del IMV debe confluir con el umbral de la pobreza
Actualmente todo el mundo es consciente, incluso los más fervientes defensores del IMV, de que la herramienta no está funcionando como debería. No obstante, creo que hay formas más sencillas para que el IMV llegue a las personas que realmente lo necesitan de una forma más rápida y eficiente.
- Individualizar la prestación: Que el IMV no lo cobren las familias, sino las personas. Este paso, además de agilizar las resoluciones, permitiría que grupos de personas que actualmente se ven perjudicados por el diseño del IMV (mujeres, jóvenes no independizados, dependientes o personas sin hogar) se vean correctamente protegidos.
- Eliminar trámites: Que el único requisito para cobrar el IMV sea el nivel de renta. Actualmente la lista de documentos que el Ministerio puede requerir a la ciudadanía es insultantemente extensa. Hasta 26 documentos oficiales, la mayoría de los cuales, además, están en poder de la administración.
Personalmente creo que es el momento de ir más allá y de explorar y profundizar en el derecho universal a la protección frente a las políticas inspiradas en el asistencialismo. Sin embargo, entiendo que algunos cambios en el IMV permitirían que muchas personas que hoy en día no pueden llenar la nevera o encender la calefacción tengan algunos recursos que les permitan, por lo menos, no pasar hambre o frío.
Me dirijo a ustedes políticos del Congreso de los Diputados, porque son mis representantes en dicha cámara. Y espero una respuesta con medidas contundentes para resolver las problemáticas que el IMV, tal y como está planteado, está presentando.
Muchas personas han solicitado el IMV en una situación desesperada. Un mes es demasiado tiempo para alguien que no tiene qué llevarse a la boca.