Me llamo Ketty y he superado un cáncer de mama con metástasis en los ganglios. Aunque el proceso fue muy duro, esta experiencia me ha servido para acompañar a otras mujeres que están pasando por lo mismo.

A los 50 años, en los resultados de mi primera mamografía de control, me detectaron un bulto en el pecho. Al analizarlo observaron que era maligno y decidieron realizarme más pruebas, tras las que me detectaron otro que era más profundo. Me dijeron que tendrían que operarme de urgencia, pero como era agosto y la cirujana estaba de vacaciones, tuve que esperar hasta septiembre.

Ya en quirófano, me practicaron una mastectomía radical y me extrajeron el ganglio centinela para analizarlo. Como comprobaron que este estaba afectado, tuve que volver a operarme. A continuación me administraron quimioterapia, radioterapia y, por último, estuve siguiendo un tratamiento hormonal.

Al principio lo viví todo con mucho miedo y angustia. Me sentía muy sola y únicamente tenía cita con una psicooncóloga una vez al mes. En cambio, pasados cuatro meses me di cuenta de que tenía que cambiar mi actitud y empezar a cuidarme y priorizarme, algo que nunca había hecho. Dejé los ansiolíticos y antidepresivos que me recetaban y comencé a cuidar mucho mi alimentación, a practicar deporte y a meditar.

Ahora, con esta iniciativa, pido al Parlament de Catalunya que destine más recursos a la investigación del cáncer, al apoyo psicológico de los pacientes, tanto de manera individual como a través de terapias en grupo, y a su prevención desde edades tempranas.