Como activista y ecofeminista me interesa que en Chile se pueda debatir y fortalecer la discusión en torno a las distintas realidades de opresión que viven las mujeres en el país. Las que por nuestra historia y condiciones geográficas se distancian de lo que ocurre en países de Europa, que es hacia donde miramos para hablar de feminismo, pero no tenemos las mismas demandas y realidades. En ese sentido, es urgente y necesario visibilizar y hablar sobre nuestra historia como mujeres chilenas, indígenas y proletarias. Es importante entender de dónde somos y quiénes somos. 

Por lo mismo, desde los feminismos decoloniales es importante entender nuestra descendencia y lo que ha marcado la historia de opresión y explotación de nuestros cuerpos y territorios. Puede que no todas tengamos una descendencia indigena directa, pero en algún punto de nuestra línea sanguínea nos topamos con algún pueblo y territorio dañado históricamente. Y eso, habla de nuestra realidad como mujeres chilenas, que no es la misma que la de una mujer de España.

Desde acá buscamos replicar las propuestas de los feminismos hegemónicos, que nacen en Europa y en Estados Unidos, pero que -sin contar los postulados universales- se alejan de la realidad histórica de las mujeres latinoamericanas, marcada por la violencia al cuerpo y territorio. Si pensamos en Chile, vemos como la explotación de los recursos naturales, en el norte y sur del país, afecta profundamente a las mujeres, lo mismo pasa en la Araucanía, en Santiago con el nivel de contaminación y en los territorios que hoy se están secando, etc. 

El daño al territorio significa aumentar las condiciones de violencia hacia las mujeres, porque no pueden seguir avanzando y tienen que permanecer en condiciones de vulnerabilidad, pobreza y  opresión.  Pero en Latinoamérica cuando las mujeres toman posición y alzan la voz por sus territorios, las matan. 

Hoy muchas mujeres indígenas no se sienten identificadas con el feminismo porque no encuentran una representatividad para ellas. En el caso de la mujer mapuche, por mucho que se acabe el sexismo, ellas no dejarán de ser oprimidas, porque su pueblo es oprimido. Entonces es bueno debatir y conversar sobre las distintas realidades y las diferentes formas de ser mujer para poder avanzar.

Lo que está haciendo el proceso constituyente es histórico, mujeres indígenas que han sido oprimidas y silenciadas durante toda la historia, hoy están en una posición de liderazgo y nadie las puede hacer callar, su opinión está siendo tomada en cuenta en algo tan trascendental como lo es una nueva Constitución.  

Ahora bien, es urgente que los feminismos estén en los territorios, que se desprendan de su carácter academicista y se vuelquen a la praxis. En las poblaciones las mujeres no están preocupadas por el feminismo porque no se sienten identificadas, lo ven como algo lejano y elitista. Hay que volver a lo que pasó el 2019 en Chile, a los cabildos ciudadanos, a las asambleas territoriales feministas, espacios de debate y conversación sobre las condiciones de vida actual para las mujeres, etc. Y en eso, las y los representantes políticos pueden hacer un trabajo importante para acercar estas reflexiones a los colegios, universidades y territorios. ¿Cuán dispuestas y dispuestos estarán? 

Necesitamos el apoyo de todas y todos ustedes, para que esta petición llegue a las y los parlamentarios de la Cámara de Diputadas y Diputados, quienes nos tendrán que dar una respuesta en esta misma web. Ayúdanos haciendo clic en el botón “apoyar” y difundiendo.