¡Hola! Mi nombre es Laura Daniela Trujillo, tengo 28 años y actualmente vivo en Montelíbano, Córdoba. Soy la menor de 6 hermanos que vivieron una niñez en medio de diferentes tipos de conflictos y tuvieron que migrar a otro hogar, en busca de la felicidad.

Mi historia comienza en Algeciras, Huila, donde vivía con mis 6 hermanos y mis dos padres, pero mi madre falleció cuando yo tenía 3 años. Debido a eso, mi papá, un hombre de campo que no sentía el instinto de maternidad, no pudo con el dolor por pérdida, así que la carga de tener 6 hijos que criar fue demasiado para él.

Mi padre con toda esta carga y presión, optó por irse y dejarnos solos a todos nosotros. Por esta razón, una tía decide ir a buscarnos y llevarnos junto con ella a su lugar de residencia, en Ibagué. No obstante, las condiciones de vivienda en este lugar, eran muy precarias, pues nosotros éramos muchos y ella también cuidaba más primos y niños, así que su solvencia económica no era suficiente para mantenernos a todos. Por eso tuvo que llevarnos a una fundación donde recibimos la atención y el cariño que necesitábamos y que había sido escaso hasta ese momento.

Uno de los grandes cambios que tuvimos en esa época fue encontrar el lado bonito, amoroso y dulce del diario vivir. Es por esto que deseo hacer esta pregunta y petición al Congreso de la República: ¿Por qué el Estado no idea más proyectos que beneficien a los niños en los ámbitos económico, sentimental y social? Los niños de hoy son los adultos de mañana, y considero que, si se potencia este tipo de proyectos, se pueden evitar muchos casos de violencia contra los menores. Yo, desde mi historia, veo los antecedentes y, de no haber recibido atención adecuada, mis hermanas y yo pudimos convertirnos en ladronas, en habitantes de calle o en otras personas diferentes porque a eso nos llevaban todas esas circunstancias, incluida la violencia que había en nuestro pueblo. 

En Algeciras, durante nuestra niñez, evidenciamos y vivimos de cerca el conflicto armado y fuimos testigos de maltrato infantil y familiar, pero gracias al cambio que tuvimos, recibimos amor, compresión, educación y lo más importante: una familia. Yo aún mantengo un vínculo con las personas que conocí allí, especialmente con la mujer que me atendió y me cuidó, y a quien considero mi madre, pues para mí ella fue un angelito y me cuidó y educó para ser la persona que ahora soy. No obstante, en la actualidad, también tenemos un contacto muy cercano con nuestro padre biológico, debido a que nunca hubo intención de romper nuestro vínculo, ya que él también fue víctima de la violencia y tuvo que dejar sus tierras.

Así que quiero hacer un llamado a toda la sociedad. Todos podemos aportar y dar nuestro granito de arena, ¡apoya nuestra petición! Con 350 firmas, será presentada a los políticos del Congreso para que la respondan en la página de Osoigo. Ayúdanos y sé parte del cambio, es momento de apoyar y hacer la diferencia. 

Aldeas Infantiles SOS patrocina esta petición. En nuestra organización buscamos fortalecer las capacidades de las familias para la protección, cuidado y crianza de las niñas y los niños y apoyar a los jóvenes que han perdido el cuidado de sus familias y ahora están en proceso de independización para que logren sus metas.