Me llamo Laura y vivo en Barcelona. En 2008 me detecté un bultito en el pecho. Yo me hacía las mamografías rutinarias y los profesionales consideraban que se podía tratar de un simple quiste. Con el paso del tiempo, la masa creció y en marzo de 2020 volví a revisión, me hicieron una mamografía y me dijeron que estaba todo igual. En Octubre de 2020 volví al ginecólogo porque me era bastante incómodo  y decidieron practicarme una ecografía mamaria para obtener resultados más precisos, así como practicarme una biopsia en los dos pechos, ya que me había detectado otro bulto pequeño cerca del pezón de la mama izquierda. Después de dos o tres días de practicarme la prueba en cuestión, me anunciaron que padecía cáncer de mama.

Me intervinieron quirúrgicamente en noviembre y me quitaron las dos mamas enteras por prevención. Yo llevaba prótesis estéticas en los pechos, así que me informaron que me las cambiarían con la intención de hacer que el proceso fuera lo menos agresivo emocionalmente posible. Aun así, fue muy duro; estuve nueve horas en quirófano. Me quitaron músculo de la espalda para que las prótesis se aguantaran, me analizaron los ganglios centinela, etc. por lo que iba cosida por delante, por detrás y las dos axilas. El postoperatorio fue difícil. Tuve que estar tres noches en la Unidad de Curas Intensivas (UCI) con transfusiones de sangre, morfina e immobilizada, pues ninguna posición me era cómoda. A los tres dias, desarrollé una necrosis en la mama derecha; mi cuerpo rechazó el implante de piel, así que en diez dias tuve que volver a pasar por quirófano para un nuevo injerto (ésta vez con piel de la barriga). 

Pasado un mes, me hicieron una reconstrucción de los pezones con piel de la vagina, lo que me dejó una semana inmovilizada de nuevo. En un tiempo, al hacerme un TAC de control, los médicos vieron que tenía una mancha en la vejiga y aunque de entradaconsideraron que se podía tratar de una calcificación, después de realizarme un seguido de pruebas diagnóstico, concluyeron que padecía cáncer de vejiga. Me intervinieron de nuevo y en estos momentos estoy recibiendo un tratamiento de quimioterapia focalizado.

El proceso de enfermedad ha tenido efectos económicos importantes. Por un lado, yo era autónoma, tuve que dejar de trabajar (no se puede facturar estando de baja médica) y tuve que cerrar mi empresa pues la única opción que tenia era contratar a alguien que hiciera mi trabajo y eso suponía un "lo comido por lo servido". Todavía no he podido reprender la actividad laboral de nuevo, por lo que mis únicos ingresos desde hace más de una año son 900€ que me paga la mútua aseguradora. Además, el contexto de enfermedad conllevó unos gastos extraordinarios que se sumaron a los cotidianos. No hay recursos en relación con lo mencionado debido al hecho de que el cáncer no está clasificado como la enfermedad que es y personalmente considero que este aspecto debería de revisarse. 

Es por todo lo presentado que me dirijo a los políticos del Parlamento de Cataluña, ya que son quienes me representan, para que me respondan a la pregunta concreta: ¿Por qué además de mejorar la inversión en investigación, no se revisa el acompañamiento económico dirigido a los pacientes oncológicos tanto a nivel laboral como relacionado con el proceso de enfermedad?