Pregunta para Congreso de los diputados
Me llamo Leila y tengo una hija que, desgraciadamente, se suicidó con 24 años. ¡La salud mental debe mejorar urgentemente en España! Mi hija pidió ayuda, pero no se la dieron. Ahora soy yo quien la pide, ¿cuándo voy a tener ayudas reales?
Hola. Me llamo Leila y tengo una hija que, desgraciadamente, se suicidó con 24 años.
Mi hija tenía 24 años cuando decidió quitarse la vida y fue a raíz de ser una mujer maltratada y haber sido secuestrada por su expareja con agresiones fortísimas. Todo esto fue el desencadenante que le produjo a mi hija no seguir viviendo. Y después de analizar todo, cada día me doy más cuenta de que la ley no está a favor de la mujer de verdad.
Por parte de Sanidad tampoco he tenido ayuda y, además, me han quitado la incapacidad permanente absoluta y mi grado de discapacidad en salud mental.
Cuando echo la vista atrás y recuerdo todo, veo que es horror. La primera pregunta que tuve por parte de un sanitario fue: “¿Cómo estás?”. ¿Cómo se piensan que puede estar una madre después de haber perdido a su hija de la forma en la que la perdí? La ley de vida es que primero enterremos a los padres y después a los hijos.
Actualmente estoy acudiendo a la psicóloga, pero voy cuando me dan cita, es decir, una vez cada mes, cada 2 meses o cada 3 meses. No lo entiendo porque cada vez que acudo está vacío el centro. Además, tan solo he acudido al psiquiatra 3 veces en 3 años.
Yo nunca he desistido de mis tratamientos, pero los profesionales sanitarios deben entender que una persona con depresión, ansiedad, ataques de pánico, etc, no siempre está disponible para salir. Hay veces que no podemos ni levantarnos.
Por el contrario, también me he encontrado con sanitarios que son muy empáticos y que han sabido darme mi sitio para que esté lo mejor posible. Esos son los terapeutas que queremos la sociedad, no los que hacen que salgas de la sesión sintiéndote más culpable. Yo digo claramente que, actualmente, acudo a las sesiones porque es el único sitio donde puedo llorar tranquila. Lo veo como mi rincón de llorar, pero no como un servicio que me presta asistencia.
Los servicios en salud mental están muy débiles y esto debe cambiar. Yo he intentado suicidarme en 3 ocasiones y lo único que hacen los sanitarios es aumentar la dosis del tratamiento.
Existen terapias holísticas, quitando pastillas, más de profundidad, de estudiar a la persona, de saber qué le pasa realmente. Intentar llegar al origen y, además de saber que acude a terapia por algo en concreto, la persona ya viene arrastrando otros traumas.
Por todo lo plasmado, lanzo la siguiente petición al Congreso de los Diputados para que haya más visibilidad e investigación para toda la salud mental y que cese ese número diario de suicidios.
Por otra parte, necesitamos que haya más humanización en los profesionales sanitarios encargados de estos servicios. Debe haber una elección correcta del personal y hacer una evaluación para ver si son las personas idóneas o no.
Lo que no puede ser es que algunos psicólogos te miren con cara rara y solo intenten aumentar tu dosis. A mí me han llegado a hacer comentarios horribles, incluso en vísperas del día de la madre. Una sanitaria me dijo: “Si te sirve de consuelo, tengo 2 hijos y ninguno de los 2 se acuerda de mi cumpleaños”. ¡Yo no estoy preguntando por ti. Yo echo de menos a mi hija y eso es lo único que me importa!
Además, nadie me mandó a una terapia natural ni terapia de grupo, nada. ¿Cómo no va a haber un grupo de terapias para mi caso, cuando hay 11 personas que se suicidan diariamente? ¡Es surrealista!
De igual forma, necesitamos ayudas reales. No me vale que me llegue una carta diciendo que ya estaba perfecta para trabajar y que ya no necesitaba los 600€ de ayuda que me daba la Seguridad Social. A mí quien me está ayudando realmente desde que dejé de trabajar ha sido mi familia, no los 600€ que me dan y me quitan según conveniencias políticas.
De hecho, es que ni me han revisado para quitarme esa ayuda. Por eso, también pido que se revisen fehacientemente todos los certificados de discapacidades, altas y bajas, pero de manera personal e individual. Yo tengo un 34% de discapacidad debido a mi ansiedad, depresión y ataques de pánico y, actualmente y como comprenderán, en lo último en lo que pienso es en ir a trabajar.
También es necesario que mejore la educación en las aulas en relación a la salud mental para que todos los niños y adolescentes sepan identificar sus emociones, puedan comunicar todo lo que sienten y nadie más pase por la situación por la que he tenido que pasar yo.
Por último, y para que no quede en el olvido, no solo debe mejorar la salud mental en general, sino también en las mujeres concretamente. ¿Por qué? Porque mi hija pidió ayuda mental cuando fue maltratada y nunca fue llamada por la Seguridad Social. Además no solo eso, sino que nosotras pasamos antes por un juzgado y le constataron las lesiones graves que tenía por todo el cuerpo, ¿no hay un servicio de psicología que le dijera: tranquila, vamos a cuidar de ti? Todo queda en el anonimato, pero ya estamos hartos y queremos alzar la voz.
¡Necesitamos la ayuda y la conciencia de todos para que esto no vuelva a pasar nunca más!