Hola, soy Lucía y tengo 16 años. La pobreza menstrual y la situación de las mujeres en riesgo de exclusión social respecto a este tema es algo que me llevaba preocupando desde hace tiempo cuando decidí llevar a cabo una campaña solidaria y de sensibilización que presenté a la cuarta edición de Youth Mun Madrid, donde mi idea fue escogida como la mejor idea para la agenda 2030 de la ONU.

La pobreza menstrual es la falta de acceso a productos de higiene femenina. Los desorbitados precios de estos productos y la falta de instalaciones hacen de la menstruación un factor de desigualdad y pone en situación de vulnerabilidad a millones de mujeres en todo el mundo.

El Estado decide los impuestos sobre los productos de consumo, pero las mujeres no podemos decidir si queremos tener la regla o no. Es por esto que es de vital importancia rebajar el IVA asociado a compresas, tampones o copas menstruales, que actualmente es de un 10%, al no ser considerado como un bien de primera necesidad. Estos últimos tienen un IVA más bajo, del 4%.

Es por eso que decidí realizar un estudio a adolescentes de entre 13 y 18 años, para ver qué opinaban sobre este tema. Los datos revelaron que un 36% de las mujeres encuestadas han tenido alguna vez que comprar un producto de higiene femenina sin tener en cuenta la comodidad, fijándose más en el precio, y que gastan al mes entre 5 y 30€ en estos productos.

Unos 1.800 millones de mujeres tienen la regla cada mes en el mundo y los productos de higiene menstrual no se consideran un bien de primera necesidad. Esta cifra es realmente preocupante si tenemos en cuenta que las mujeres pasamos aproximadamente unos 36 años con la regla. Esto, a 13 periodos por año, son 468 veces. Y a 4 días de media de cada ciclo, 1.872 días, lo que serían 5 años aproximadamente. Esto se traduce en una media de 7.000 euros.

Pero además del precio, existe otro problema aún más grave si cabe: el desconocimiento. Y es que la menstruación sigue siendo un tema tabú, lo que provoca por un lado que una gran parte de la población ignore esta situación y, por el otro, que las mujeres tengan que seguir soportando todo tipo de situaciones incómodas por sufrir un proceso biológico tan natural como necesario para la vía.

A través del formulario descubrí el desconocimiento que había entre sus compañeros y compañeras sobre el coste de los productos de higiene femenina, especialmente entre los chicos. Para ellos la menstruación, además de ser un tema tabú, es algo que pertenece a la esfera privada y, si se une a la pobreza, aún más.

Con este proyecto y, con esta campaña, quiero pedir al gobierno que rebaje ya el IVA de los productos menstruales y que se haga un plan de sostenibilidad para todas aquellas mujeres que no tienen acceso a estos productos, que son de primerísima necesidad para todas nosotras.